"No la dejen sola"
La última amiga con la que habló Jenny antes de morir quemada por su ex compañero en Alzira dice que ese día la policía prometió protegerla
La patrulla de la Policía Nacional de Alzira que atendió el pasado jueves la llamada de socorro de Jenny Lara aseguró a amigas de la víctima, según el testimonio de éstas, "que la protegerían de Ismael Pablo Rodríguez", que acababa de quebrantar la orden de alejamiento dictada por una juez y regresó horas después para incendiar el piso en el que murieron abrasados la mujer y dos de sus hijos. "Prometisteis que no la dejaríais sola", reprochó a uno de los agentes el pasado viernes Janette Rosario, amiga de la víctima y dominicana como ella. Según explicó ayer Janette, "ese policía alegó que la noche del salvaje asesinato habían dado unas vueltas por la zona y pasaron por el domicilio del agresor, al que vieron tranquilo".
Janette asegura, además, que el agente le confesó "que la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Alzira, no quiso extender una orden de detención tras comunicarle que Ismael, de 45 años, había transgredido la orden de alejamiento firmada por ella misma y que había amenazado con matar a Jenny, de 36 años". "Tranquila, no nos iremos de aquí", cuenta Janette que le aseguró este policía horas antes de la tragedia. Ella fue la última persona con la que habló Jenny antes de morir quemada con sus hijos Keit, de ocho años, y María, de cinco. Llamó a las 3.30 de la madrugada. "Dijo que la vivienda estaba en llamas. '¡Janette, me quemo, fuego, fuego!', gritó. Oí voces, a los niños llorar. Era desgarrador, fue todo muy rápido y poco después se oyó un silencio y la comunicación se cortó", explica Janette.
Alzira seguía ayer muy consternado por el triple crimen. Durante todo el día y en especial por la tarde, la entrada del edificio en el que vivían las víctimas se convirtió en lugar de peregrinaje para colocar ramos de flores y velas encendidas. En los escritos pegados a la fachada se podía lee "Jenny, todo el mundo te quiere" y "siempre estaréis en nuestros corazones".
Más de 300 personas, entre ellas la alcaldesa, Elena Bastidas, y varios concejales, abarrotaron ayer por la tarde la parroquia de los Santos Patronos, situada frente al domicilio de Jenny y sus dos hijos, para asistir a una misa en recuerdo de las víctimas. El párroco, Antonio Mezquida, afirmó en su homilía: "Estamos cansados y agobiados de tanto mal en nuestro mundo, a nivel nacional e internacional". "Hay un desprecio constante hacia la vida y el ser humano, la vida humana tiene que ser respetada valorada y dignificada", añadió. Gonzalo y Ángeles, un matrimonio de Alzira, salieron de la misa muy afectados. Eran los padrinos de Keit, al que conocieron cuando tenía pocos meses, cuando su madre buscaba trabajo. Ángeles asegura que Ismael (que el sábado ingresó en prisión) "no podía resistir" que Jenny saliera adelante sola. "La quería sólo para que lo mantuviera porque no quería trabajar", afirma. El Calvo, como le llamaba Jenny, siempre decía, según Ángeles, que por menos de 300.000 pesetas [1.800 euros] él no movía un dedo. Ismael sufrió hace años un accidente y dejó su trabajo de camionero. Cobraba un subsidio.
Diversas asociaciones constituirán esta semana una plataforma ciudadana encaminada a pedir justicia y a que se depuren posibles responsabilidades por la muerte de Jenny y sus hijos, y solicitarán que el Ayuntamiento de Alzira se persone como acusación particular.
Los funerales por las tres víctimas se celebrarán previsiblemente mañana a las cinco de la tarde en la parroquia de los Santos Patronos. En las próximas horas llegará a Alzira una hermana de Jenny Lara para hacerse cargo de los cadáveres, que serán incinerados y repatriados a la Republica Dominicana.
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