Cuestiones clónicas
A veces, el cine americano demuestra una envidiable capacidad para tomar el pulso a la realidad y para convertir cualquier suceso mediático en el tema de una ficción cinematográfica. Viene a cuento la cosa porque no otro que un tema de candente actualidad es el que organiza la acción de este El enviado, primera película americana de un prestigioso director teatral británico, Nick Hamm. Y el tema no es otro que la clonación humana: debido a un accidente, un matrimonio (Romijn-Stamos y Kinnear) pierde a su hijo de 8 años, pero pronto un médico misterioso (De Niro) se ofrece para clonar a su hijo. Enésima revisitación del pacto fáustico (aunque aquí Lucifer se traviste de investigador genético), El enviado presenta dos caras perfectamente diferenciadas: en una, cronológicamente la primera, se trata de mostrar el drama familiar de la muerte, el dolor, las manipulaciones del médico, un nuevo marco y una nueva existencia para el matrimonio. Eso dura aproximadamente hasta la mitad del metraje, y es, con diferencia, lo más interesante del filme, sobre todo porque si algo controla Hamm es justamente la dirección de actores, y éstos le responden, especialmente el inquietante niño Bright, poseedor de una mirada glacial y heladora.
EL ENVIADO
Dirección: Nick Hamm. Intérpretes: Greg Kinner, Rebecca Romijn-Stamos, Robert de Niro, Cameron Bright. Género: terror, EE UU, 2004. Duración: 95 minutos.
En la segunda mitad, la clonación y todo el debate inherente quedan sumergidos por la inevitable tendencia terrorífica que parece ser la intención última del asunto. Desde ahí la cosa evoluciona hacia el susto fácil y el final guiñolesco e increíble, lo que echa por tierra los esfuerzos hasta entonces desarrollados.
Babelia
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