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Entrevista:ÓSCAR TUSQUETS | Arquitecto, diseñador y escritor

"El experimento urbanístico del Fórum tiene interés mundial"

El estudio vivienda de Óscar Tusquets (Barcelona, 1941), en la zona alta de Barcelona, es un lugar tranquilo y silencioso que no refleja en absoluto la desbordante actividad de su dueño. Tampoco él parece estar nunca excesivamente ocupado, aunque sería lógico que lo estuviera. Acaba de inaugurar la ampliación del Palau de la Música Catalana, un edificio modernista de Lluís Domènech i Montaner declarado Patrimonio de la Humanidad; también se ha estrenado hace pocas semanas el hotel Barcelona Princess, uno de los edificios más visibles de la zona del Fórum pese a que no forma parte del programa oficial; ha ganado el Premio Max a la mejor escenografía por su trabajo en Historia de una escalera; está diseñando el montaje de la gran antológica sobre Dalí que se inaugurará en septiembre en el Palazzo Grassi de Venecia; ha acabado su primer proyecto en Madrid, el gimnasio de los Docks, en Atocha... De hecho, Tusquets sigue la racha del año pasado, en el que incluso le hicieron una auténtica enciclopedia (en la editorial Electa) y presentó una exposición sobre su obra que pudo verse en Madrid y Barcelona y que el 13 de mayo se inaugura en Budapest (Hungría) tras haber pasado por Sofía (Bulgaria). Es decir, no faltan temas de los que hablar con Óscar Tusquets aunque él mismo se explica, y bien, en los diversos libros que ha publicado, en el último de los cuales (Dalí y otros amigos, RqueR editorial, 2003) recopila sus vivencias con Dalí.

"Dalí tenía un cierto mal gusto genial que yo no puedo tener, no lo sé hacer"
"En Madrid hay menos tradición de diálogo entre la Administración y los promotores"
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Escaleras imposibles

Pregunta. Es curioso que uno de los edificios más visibles de la zona del Fórum sea su hotel. ¿Está contento con el resultado?

Respuesta. Sí, mucho. La gracia de este edificio es que está compuesto por dos torres comunicadas entre sí por un puente de vidrio. El solar, triangular, era muy agradecido y el edificio alude un poco a la proa de un barco que recuerda, voluntariamente, al Flatiron Building de Nueva York. Una de las dos torres triangulares está prácticamente dentro del Fórum porque, aunque no lo es legalmente, formalmente está integrado en el conjunto. De hecho, aunque empecé a trabajar en este proyecto antes de que existiera el proyecto del Fórum, después he participado en algunas reuniones sobre este conjunto y la plaza en la que comienza la Diagonal se ha rediseñado en función del hotel. Me gusta esta combinación de los dos triángulos, el vertical de mi hotel y el horizontal del edificio de Herzog y De Meuron

P. ¿Qué opina en conjunto de la operación Fórum?

R. Siempre se dice que no se ha explicado bien, pero creo que lo que pasa es que no se quiere entender. Lo más importante, con diferencia, de la operación urbanística es que por primera vez los servicios sucios de la ciudad, que siempre se empujan hacia las afueras, se integran en la ciudad. Igual que antiguamente el retrete estaba en el campo o fuera de la casa y se ha ido integrando en la vivienda de forma normal, ahora tenemos que hacer lo mismo con este tipo de servicios, como las depuradoras o las incineradoras, en la ciudad. Se critica el gigantismo de la plaza, pero se olvida que no es una plaza, sino una gran explanada que en realidad es la cubierta de una depuradora, y que por eso tiene este enorme tamaño. Creo que el experimento del Fórum es un modelo o prototipo de interés mundial. No sabemos lo que pasará sobre la explanada, pero no hay duda de que será interesante seguirlo porque la apuesta es interesante. Es la gran aventura y el gran reto de la ciudad en este momento.

P. ¿Hacía falta la excusa de un evento sobre temas tan delicados como la paz, la sostenibilidad y la diversidad para afrontar el reto?

R. Estuve en la denominada "comisión de sabios" que en sus inicios asesoraba los contenidos del evento y creo que para la organización, más que una ayuda, fuimos una piedra en el zapato. Me da la impresión de que había mucho de boy scout, y algo de esto quedará, porque efectivamente los temas son delicados. De todas maneras, me parece un proyecto interesante y defiendo mucho la operación urbanística, que seguirá siendo un referente aunque dentro de cinco años nadie recuerde los actos culturales del Fórum.

P. ¿Cómo afrontó la ampliación de un edificio tan emblemático como el Palau de la Música?

R. Lo más importante no ha sido lo que hemos añadido, sino lo que hemos quitado. Al demoler la iglesia adyacente se ha ganado una plaza y se ha abierto una tercera fachada. Ahora es un edificio exento, lo que sin duda era el sueño de Domènech i Montaner porque hizo con todo detalle una fachada que no se podía ver. A lo largo de 12 años hemos mantenido la misma manera de actuar con relación al edificio histórico, que tiene poco que ver con lo que ahora predomina: marcar las diferencias entre lo nuevo y lo viejo. Jugamos a una cierta ambigüedad, de manera que no está claro dónde acaba Domènech y dónde comenzamos nosotros. Hay un diálogo no mimético, pero sí respetuoso, con el edificio.

P. También ha realizado la transformación en centro deportivo de los Docks, un antiguo edificio industrial en la zona de la estación de Atocha. ¿Es muy diferente trabajar en Madrid?

R. He encontrado, por una parte, más medios y más generosidad presupuestaria, pero menos tradición de diálogo entre la Administración, los arquitectos y los promotores privados, que es algo que en Barcelona está muy implantado. La verdad es que estoy muy contento de cómo ha quedado el edificio, aunque tuvo una preinauguración horrible. Allí fueron a parar en un primer momento los heridos del atentado del 11-M y es algo que aún pesa, por lo que se está retrasando la inauguración oficial.

P. Dalí fue alguien importante en su vida.

R. Es la persona que más me ha influido.

P. El Año Dalí ha demostrado que su popularidad no tiene límites ni fronteras. ¿Se explica la fascinación que provoca en tanta gente?

R En mi caso la fascinación nació del conocimiento. Para mí la obra más importante de Dalí era él mismo. Es un artista único, muy diferente a todos.

P. ¿Cómo plantea el montaje de la gran antológica de Dalí en Venecia?

R. Teníamos la disyuntiva de si hacíamos una exposición clásica o intentábamos recrear las locuras del Dalí de Figueres. Pienso que tiene que haber las dos cosas. Hacer Dalí sin Dalí es muy complicado y optamos por una exposición que evoque a Dalí pero que no intente imitarlo. Él tenía un cierto mal gusto genial que yo no puedo tener, no lo sé hacer. Por esto no parecerá un montaje de Dalí, sino un homenaje a sus obsesiones.

P. Como patrono vitalicio de la Fundación Dalí, ¿insiste en que Venecia era la mejor opción?

R. Sí. El Palazzo Grassi fue la institución más interesada en hacerla y estoy seguro de que a Salvador le hubiera hecho mucha ilusión. Con la comisaria, Dawn Ades, que plantea una exposición más temática que cronológica, estamos de acuerdo en que no hay que tapar ninguna de las ventanas del palacio que dan al canal y esto permitirá contemplar la exposición sin dejar de ver Venecia. Además, Ades quiere darle mucha importancia al Dalí postsurrealista y habrá cuadros importantes de su época de pintura religiosa o histórica. Es algo que me resulta muy simpático, estoy de acuerdo y creo que puede diferenciarla de otras exposiciones.

Óscar Tusquets,  en una de las terrazas interiores de su casa estudio de Barcelona.
Óscar Tusquets, en una de las terrazas interiores de su casa estudio de Barcelona.MARCEL.LÍ SÁENZ
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