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Entrevista:Constantino Méndez Martínez | Delegado del Gobierno

"La inmigración ha sido vista por los dirigentes públicos de forma desenfocada"

Pregunta. ¿Qué es para usted la Delegación del Gobierno?

Respuesta. Creo que no se ha sacado provecho del proceso de modificación y de la manera en que debemos organizar la acción del gobierno a través de la Administración General del Estado. Creo que es la asignatura pendiente. Tenemos delegados del Gobierno, pero centrados en la seguridad, pese a que su abanico competencial es mucho más amplio. Hay un retraso enorme en la manera en que la Administración pública responde a las demandas ciudadanas. Si supiéramos hacer bien esa reflexión, oyendo mucho al tejido ciudadano, seguramente tendríamos que revisar el marco del espacio público, que tiene que estar presidido por la seguridad, que es la garantía de que el ejercicio de los derechos y las libertades se pueda llevar a cabo.

"El fenómeno de la prostitución debe estar bien regulado"
"La seguridad ciudadana es una demanda social que no ha sido satisfecha"
"En esta Comunidad ha fallado la interlocución y muchas demandas no escuchadas"

P. O sea, que no se va a dedicar sólo a la seguridad... Es decir, que no va a ser sólo el jefe de la porra policial.

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R. ¡No, por Dios...! La seguridad es un problema grave que golpea a la sociedad, pero la vida de los ciudadanos se compone de muchas más cosas a la que tenemos que dar respuesta. Por ejemplo, en la coordinación entre las distintas instancias administrativas. Formalmente eso está resuelto, pero en la práctica no hemos dado grandes pasos.

P. ¿Entonces, no viene como un contrapeso a la presidenta regional Esperanza Aguirre ni al alcalde Alberto Ruiz-Gallardón?

R. De ninguna manera. Todo lo contrario. Tiene que haber una coordinación entre las tres instituciones para que no se conviertan en un laberinto para el ciudadano. Habrá problemas sencillos de resolver y otros en los que habrá que hablar mucho. Tenemos que ser capaces de gestionar las políticas públicas. Unas veces serán el transporte y otra la inmigración, por poner dos ejemplos. Tengo la siguiente percepción: la sociedad ha ido más deprisa que los poderes públicos y hay un retraso enorme en la forma en que éstos responden a las demandas ciudadanas.

P. Da la sensación de que se convertirá en el árbitro de la política madrileña...

R. No, más bien pretendo ser una persona con altísima receptividad a las demandas del ciudadano. Creo que en esta Comunidad ha fallado la interlocución. Hay muchas demandas de la sociedad no escuchadas ni atendidas. Dedicaré mucho tiempo a las organizaciones y asociaciones para que me cuenten cómo se sienten atendidas por los poderes públicos.

P. ¿Tiene algún modelo de seguridad?

R. No, voy a ser profundamente prudente en este tema. Quiero escuchar a los profesionales, quiero compartir con la Comunidad y los municipios su reflexión sobre cómo coordinar la acción de los cuerpos y fuerzas de seguridad y los recursos que tienen los ayuntamientos.

P. ¿Cree que la seguridad es una demanda social no satisfecha?

R. Totalmente. Sin duda. Ésta es una ciudad profundamente dolida y castigada. No hay que lanzar sólo un mensaje de la voluntad de producir paz y seguridad, sino también dar respuestas concretas, muy específicas. Hay muy diversos problemas que no tienen relación entre ellos. No es lo mismo atender la demanda de seguridad de una ciudad como Madrid que la de otros espacios de la región; no es lo mismo garantizar los ejercicios de las libertades que otros problemas como las mafias o el terrorismo.

P. Otros antecesores suyos han estado obsesionados con las manifestaciones callejeras. ¿Piensa usted regularlas?

R. Es un derecho que debe ser garantizado y que debe tener reglas. Ha de ser posible llegar al entendimiento con una interlocución más cabal entre los que desean manifestarse y aquellos otros cuyos derechos no deben ser perturbados. Yo no tengo ninguna obsesión con las manifestaciones. Más bien diría que me preocupa el libre ejercicio de todos los derechos, y no la restricción de ninguno de ellos.

P. ¿Es partidario de modificar la Ley Orgánica de Cuerpos y Fuerzas para que los policías locales se incorporen a otras tareas que no sean sólo el tráfico?

R. Me limito a lo que dice el programa del PSOE. Hay que incrementar los recursos personales y materiales que se han ido perdiendo estos últimos años. Se ha producido un deterioro importante. Nos estamos jugando nuestra libertad, y la seguridad es un tema prioritario. Los recursos tienen que estar coordinados y cada uno de ellos especializado en un ámbito completo. Los cuerpos tienen funciones diferentes porque están especializados en problemas diferentes. Dar homogeneización a esa acción sería absurdo.

P. Entonces, ¿la policía local debe tener competencias de seguridad ciudadana?

R. Debe de coordinarse para que esa presencia de proximidad al ciudadano se lleve a cabo.

P. ¿Es la inmigración otro problema que tiene Madrid? ¿O no existe como tal?

R. La inmigración es un fenómeno que está produciendo grandes ventajas de todo tipo, incluso económicas. Mal atendido se convierte en un gravísimo problema. La inmigración ha estado siendo percibida de forma desenfocada. Este desenfoque de los dirigentes públicos ha llegado a los ciudadanos en forma de miedo y de incertidumbre ante lo nuevo y lo lejano. Por tanto, la inmigración no es un problema de orden público, aunque puede serlo. Debe ser atendida desde el punto de vista social, cultural, educativo y laboral. Cuando este fenómeno arrastre patologías como mafias o redes delictivas, habrá de ser abordado desde el ámbito de la seguridad. Se han gestionado pésimamente los servicios de atención a los inmigrantes y su mejora es una de las asignaturas pendientes. Yo he sentido vergüenza al pasar por delante de bochornosas colas de inmigrantes, cuando en este país ya las habíamos olvidado. Tenemos que mejorar la atención e información al inmigrante.

P. Durante la etapa de gobierno del PP ha habido un intento de asimilar inmigración y delincuencia. ¿Cree que es correcto?

R. No. Creo que la delincuencia es algo focalizado y concreto. Siempre habrá gente dispuesta a utilizar los problemas de los más débiles para obtener su lucro mafioso. Detrás de la inmigración hay fenómenos gansteriles. Pero eso y su erradicación es una cosa, y otra la llegada de personas que quieren aportar a nuestra sociedad su trabajo y mejorar su calidad de vida. A éstas las tenemos que acoger e integrar.

P. ¿Tiene algún planteamiento sobre la prostitución callejera?

R. A priori, no. La regularización siempre es mejor que ninguna otra cosa. Cuando el fenómeno no tiene reglas, siempre aparecen actitudes delictivas. Hay que combatir todo el delito incorporado a la prostitución. Por tanto, mi opinión es que debe estar bien regulada.

P. ¿Poner tanta policía en la calle de la Montera, como ha hecho Ruiz-Gallardón, puede solucionar el asunto?

R. Hay que ser muy ingenuo para pensar que se resuelve nada por esa vía. Lo único que se conseguirá es que lo que está hoy como fenómeno en un sitio, aparecerá en otro. Pero el alcalde lo sabe igual que cualquiera de nosotros.

P. ¿La delegación tiene suficientes medios para atender todas las demandas sociales?

R. Lo sabré cuando vea los recursos y las prioridades. Lo más seguro es que tenga recursos suficientes. El problema es utilizarlos bien. Creo que la delegación, al estar muy posicionada en los temas de seguridad y orden público, desatiende las necesidades de otras áreas como la atención de la inmigración, por poner un ejemplo.

P. ¿Habría que replantearse la seguridad en las zonas rurales de la Comunidad?

R. Estoy recién incorporado y no sé cuál será la forma de afrontarla. La región ha cambiado en los últimos años. Hay núcleos que antes eran atendidos desde un punto de vista más rural y que ahora se han convertido en el equivalente de muchas de las capitales de provincia. Y la respuesta en materia de seguridad sigue siendo la antigua. Ni hay recursos, y los que hay están especializados en fenómenos de naturaleza urbana. No podemos atender un fenómeno urbano desde el punto de vista rural. En este mandato tenemos que dar una respuesta a estos núcleos municipales.

P. Su antecesor en el cargo apostó por la seguridad privada...

R. A la derecha le parece que el espacio público puede ser atendido por igual desde lo público que desde lo privado. Su respuesta sería que la inseguridad y el miedo requiere una complementariedad por parte de aquel que pueda financiar su seguridad desde el ámbito de lo privado. Nosotros creemos en la seguridad, que comporta elementos muy positivos de libertad, paz, solidaridad y de preservación del espacio común. Y como queremos un espacio común muy grande, para que acoja las libertades, tiene que haber una respuesta desde los poderes públicos. ¿Que no tenemos los recursos adecuados? Pues tendremos que tenerlos.

P. ¿Ha apreciado algún cambio en Madrid tras los atentados del 11-M?

R. Madrid ha sido un extraordinario ejemplo, tanto por el extraordinario comportamiento de los responsables públicos como por la respuesta de los ciudadanos. Yo destacaría enorme solidaridad de la sociedad. Otra cosa es que no sepamos darle los cauces adecuados. Y ahí hay un enorme problema de los poderes públicos. Frente al enorme castigo que supone ese tipo de terror, la respuesta de Madrid ha sido extraordinaria y ejemplarizante. Y hay algo más: los ciudadanos no han renunciado en absoluto a seguir ocupando la calle. Somos un país muy luchador para que no nos acobarden ni nos echen de lo que es nuestro.

P. ¿Comparecerá en la Asamblea de Madrid si es requerido?

R. He dicho que la interlocución y la participación es uno de los ejes de nuestro programa. Lo que ocurre es que las instituciones tienen un marco legal que a veces restringe lo que queremos hacer, porque lo impide. Sin entrar en la forma en la que eso sea posible, mi disponibilidad no es sólo total y absoluta, sino que estaré encantado de informar en los términos en los que el marco me permita.

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