El Louvre detecta una deformación en el soporte de 'La Gioconda'
Demasiados turistas acuden al Museo del Louvre para pedirle a Monna Lisa que les muestre su enigmática sonrisa. Son tantos que no sólo crean problemas de circulación en el interior de las galerías del museo, sino que hacen incontrolables ciertos cambios climáticos -humedad, temperatura, etcétera- en el interior de la sala que acoge esta obra maestra pintada por Leonardo da Vinci entre 1503 y 1506. Esos cambios parecen estar en el origen de una mayor curvatura de la fina lámina de madera de álamo en que está pintado el retrato de la que se supone era esposa de Francesco del Giocondo.
Los nuevos problemas del cuadro fueron detectados durante la preparación de los trabajos de renovación que se realizarán en 2005 en la sala donde se exhibe. El estudio técnico, que será efectuado en colaboración con el Centro de Investigación y Restauración de los Museos de Francia, se realizará "con un doble objetivo: conocer mejor los materiales constitutivos de la obra y evaluar su nivel actual de fragilidad, dado que se trata de una pintura particularmente reactiva a cualquier variación climática. Esos análisis en profundidad servirán también para estudiar la mejor manera de presentar el cuadro al público".
En la actualidad, la Monna Lisa aparece tras un grueso cristal que la protege de los arrebatos de cólera o locura de visitantes mitómanos, o de una hipotética tentativa de robo, como la que se dio en 1911 y dejó el Louvre durante dos años sin la pieza más popular de su extraordinaria colección.
La pintura pasó a formar parte de las colecciones reales muy pronto, pues François I se la compró a Leonardo durante los años de residencia francesa del artista. Giorgio Vasari se refiere al retrato diciendo que sirve para comprender "hasta qué punto el arte puede imitar la naturaleza", celebra "la humedad de los ojos" y cuenta que "esa sonrisa tan atractiva que es más divina que humana" la obtuvo Leonardo contratando "cantantes, bufones y músicos que mantuvieron a la modelo en estado de dulce alegría".
Seis millones de visitantes
En 1997, la galería en la que se presenta actualmente la Monna Lisa ya fue objeto de importantes mejoras de climatización para garantizar la estabilidad de la temperatura y se dotó los locales de un sistema a base de cristales de silicagel que retenían o expulsaban la humedad.
El problema actual se deriva de que una buena parte de los más de seis millones de personas que anualmente visitan el Louvre quieren ver la pintura de Leonardo y la concentración de visitantes ante la obra es excesiva.
En la zona en que se presenta la Monna Lisa el espectador está obligado a seguir una suerte de dirección obligatoria para evitar los embotellamientos y permitir regular las paradas de los visitantes delante de la obra que, como ciudades enteras en época de turismo de masas, corre el peligro de morir víctima de su éxito. Ésa sería otra explicación de su sonrisa.
Babelia
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