Vinos, plásticos y dificultades
A pesar de los problemas, los pioneros aconsejan las inversiones en la nueva UE
Emilio Álvarez Mezquiriz, consejero delegado de Bodegas Vega Sicilia, pertenecientes al grupo de empresas Eulen, es uno de los ejemplos más significativos -versión optimista- del desembarco empresarial español en los países que se incorporan la próxima semana a la Unión Europea. En 1993 adquieren las instalaciones y la producción de vino en la región húngara de Tokay que da nombre a una de las denominaciones de origen más prestigiosas de Europa.
Por un millón de dólares adquieren el 75% de la nueva sociedad creada para su explotación. El 25% restante lo aporta el Estado húngaro con terrenos, instalaciones... Una década después y tras 10 millones de euros de inversión, han comprado y alquilado tierras a pesar de las dificultades burocráticas, han construido una nueva nave de elaboración, producen medio millón de botellas al año de las que exportan el 50% y son titulares del 99% de la sociedad "para que no sea extranjera del todo".
Los trámites aduaneros suponen un tercio de los problemas administrativos que encuentran las empresas españolas en Polonia y Chequia
Sin embargo, a pesar de pertenecer a un grupo con empresas presentes en diversos sectores: seguridad, limpieza, medio ambiente o mantenimiento, sus inversiones se limitaron a la explotación vinícola. Emilio Álvarez reconoce que perdieron las oportunidades que se presentaban hace diez años. A cambio han potenciado su presencia en una docena de países latinoamericanos desde los que, una vez afianzada su salud financiera, tratarán de aumentar su presencia internacional en la Europa del Este y Asia. "Aunque era mejor hace 10 años, no es tarde; será peor dentro de 10 años".
Según Emilio Álvarez, presidente también del Comité Hispano-Húngaro de las Cámaras de Comercio, "se pierden oportunidades, pero no la oportunidad". Aconseja a los empresarios "con inquietudes" que vayan allí y comprueben, entre otras cosas, "la calidad y la buena estructura de la presencia comercial española" y, diferencia de algunos responsables de entidades españolas, considera que es un paso importante para situarse frente al gran mercado ruso que una vez superada su desmembración política se convertirá en uno de los más importantes cuando supere también la actual desmembración funcional, comercial y económica.
Plásticos Tatay es otro de los ejemplos pioneros con éxito. Hace seis años renovaron su planta de producción en Cataluña y trasladaron los equipos sustituidos a Rumania construyendo una planta llave en mano. Hoy se han extendido a otras zonas y han conseguido crear nuevos e importantes mercados.
De cualquier manera, para que se intensifiquen los intercambios comerciales hay que eliminar todavía algunas barreras y obstáculos como denuncia el proyecto "Línea abierta para la identificación de problemas de las empresas españolas en los países de próxima adhesión" elaborado por varios organismos españoles en colaboración con la Comisión Europea y según el cual, una de cada siete empresas españolas que han tratado de comerciar con estos países han encontrado obstáculos comerciales, sobre todo en Polonia y la República Checa, y principalmente en los sectores agrícola, metal, textil y bienes de equipo.
Las trabas administrativas y fiscales suponen la tercera parte de los obstáculos: largos periodos de espera en aduanas, excesiva burocracia, retenciones de la mercancía... Otro tercio son problemas relacionados con contratos y operaciones comerciales, como retrasos en pagos o falta de cobertura de la compañías de seguros. Finalmente, las normas técnicas suponen el 25% de las dificultades y responden al no reconocimiento de las homologaciones y certificaciones españolas.
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