Mariscal irrumpe en la literatura infantil con una colección de cuentos
Lula tiene una cara en dos dimensiones con una nariz respingona, una prominencia delgada rematada por un lunar negro. Su rostro y su nombre recuerdan a los de una niña, pero quién sabe si éste es realmente su sexo. Sí está claro que es una criatura jovial, dinámica, con pinta de ser feliz y de sentirse a gusto entre animales y plantas. Lula es la protagonista de un nuevo reto profesional del diseñador valenciano Javier Mariscal (1950), una colección de libros para niños publicada por la editorial RqueR. De momento han salido al mercado los dos primeros títulos, pero la intención de su creador es que éste sea un proyecto de largo aliento, con varios volúmenes al año. Marsical es uno de los autores que firmaron ayer libros sin parar en Barcelona.
Lula va al mar y Lula, ¿de quién es este bebé? son los dos títulos inaugurales, editados en castellano y catalán. No hacen falta pruebas de ADN para acreditar la paternidad del personaje porque los libros llevan todo el sello del estudio Mariscal. Pero el diseñador se ha sumergido en el proyecto con ojos nuevos. Se debe en buena parte a sus hijos más pequeños, dos gemelos de dos años (los libros se dirigen a niños de a partir de dos años).
La serie de Lula nació como encargo, que Mariscal recibió con los brazos abiertos. "Esto es a lo que me gustaría haberme dedicado siempre", confiesa. La propuesta le dio pie a desarrollar ideas que habían ido dejando su poso desde mucho antes, aunque darles forma ha sido un proceso laborioso. Pese a la aparente simplicidad (sic) de los cuentos, de los que el diseñador firma también el texto, se han invertido tres meses de intenso trabajo para su creación. Lula va al mar es un soplo de aire mediterráneo cargado de especies autóctonas de la flora y la fauna, de arquitectura tradicional, en un mundo de ecología sostenible; Lula, ¿de quién es este bebé?, saca partido a la repetición y a un equívoco muy básico, dos elementos que, como tiene comprobado papá Mariscal, fascinan a los niños. La ilusión del diseñador es que los libros se editen en otros mercados, especialmente en el estadounidense y el británico. "Aunque eso es algo muy difícil, es como intentar vender una película española en Estados Unidos. Ellos no compran, venden", reflexiona. La atención a los animales obedece a la constatación de que "a los niños les encantan las cosas que se mueven". Por eso continuará en la misma línea en sus próximos trabajos.
Entre los que tiene entre manos, hay uno muy ambicioso: una película de dibujos animados con Fernando Trueba que de momento es sólo un proyecto, y sobre el que Mariscal pasa de puntillas, no por superstición sino por prudencia, aunque no esconde que le encantaría que llegara a buen puerto.
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