Un grupo de presos mata a 10 reclusos y toma 160 rehenes en Brasil
Los amotinados se rindieron esta madrugada después de controlar un penal durante siete días
Un grupo de presos amotinados que había matado al menos a 10 reclusos se rindió esta madrugada después de liberar a unas 160 personas que mantenía como rehenes en una cárcel del Estado de Rondonia, al norte de Brasil. Los dos últimos asesinatos ocurrieron ayer en el tejado de la prisión. La revuelta comenzó hace una semana y los amotinados se hicieron fuertes en el tejado de la prisión.
El secretario de Seguridad del Estado, Paulo Moraes, confirmó que las exigencias de los presos han sido atendidas. El Gobierno aceptó destituir a la dirección de la cárcel, garantizar la integridad de los 900 participantes en el motín y mejorar las condiciones de la prisión. Los presos plantearon nuevas exigencias a última hora que no fueron atendidas. La última de ellas, tener derecho a elegir al nuevo director, una reivindicación que el Gobierno rechazó. "Si nuestras peticiones no son atendidas, continuaremos matando", declaró un preso a través de un teléfono móvil desde el interior de la cárcel. Para agravar la situación, los amotinados tenían en su poder tres revólveres, al contrario de lo que las autoridades suponían en un principio. "Un detenido que logró fugarse de la cárcel y se entregó a la policía informó sobre las armas y aseguró que los amotinados han empezado a cavar un nuevo túnel", indicó el secretario de Seguridad.
La policía abortó hace unos días un intento de fuga por un túnel en esa prisión, tras lo cual fue ordenado el corte del suministro de luz y agua del penal para obstaculizar las excavaciones de los reclusos. El secretario de Seguridad comentó que se había barajado la posibilidad de que policías de un cuerpo de élite invadieran la cárcel, lo que permitiría además rescatar a los familiares de los presos, tomados como "rehenes voluntarios" desde que empezó el conflicto. Sin embargo, el rumbo positivo de las negociaciones descartaron esta salida.
Los asesinatos de los presos, algunos cometidos con especial crueldad, se originaron en disputas de poder entre grupos rivales que luchan por el control de la penitenciaría, donde los detenidos piden mejorar las condiciones de su alimentación, más tiempo de recreo y el traslado de reclusos. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos consideró ayer que Brasil "no ha cumplido debidamente" las medidas provisionales ordenadas hace dos años por la Corte Interamericana de Derechos Humanos para proteger la vida de los reclusos de Urso Branco. "Se han producido descuartizamientos de cadáveres y exhibición pública de pedazos de cadáveres", dijo la citada comisión.
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