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Varios árbitros lusos recibieron regalos de dirigentes de la Liga

La detención el martes del presidente de la Liga portuguesa, Valentim Loureiro, y otras 15 personas por presunta corrupción se presenta como la punta de un iceberg que puede rebasar las fronteras deportivas. Varios medios de prensa revelaron detalles de la investigación, entre otros que Loureiro favoreció a los presidentes del Oporto y del Paços de Ferreira, Nuno Pinto da Costa y Hernani Silva, respectivamente, y a varios empresarios, entre ellos José Sousa Cintra, ex presidente del Sporting de Lisboa.

La acusación estima que Loureiro influyó para cambiar el rumbo de dos procesos contra Pinto da Costa y Hernani Silva, abiertos en 2003 y 2004 por la Comisión Disciplinaria de la Liga. Pinto da Costa no se ha pronunciado sobre el asunto y Silva negó los hechos.

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La Fiscalía sospecha también que Loureiro usó su influencia como dirigente político para favorecer a algunos empresarios, como Sousa Cintra, al lograr licencias de construcción en terrenos protegidos. El presidente de la Liga a cambio recibiría dinero para él y para el Boavista, el club de Primera División que preside su hijo, João Loureiro. Sousa Cintra rechazó ayer tener "negocios" con Loureiro. El presidente de la Liga es, además, alcalde de Gondomar, una ciudad en las afueras de Oporto, presidente de la Zona Metropolitana de Oporto, líder del PSD de la provincia de Oporto y presidente de la empresa que administra su Metro.

El escándalo llevó a la cárcel a los máximos dirigentes de los árbitros del fútbol portugués, a varios colegiados de Segunda División y a dirigentes del Ayuntamiento de Gondomar, que a su vez también son directivos del equipo de fútbol de esta ciudad, de Segunda B. Todos son sospechosos de corrupción en beneficio de este equipo.

Según publicó ayer la prensa los árbitros favorecían al Gondomar a cambio de regalos (objetos de oro o materiales de construcción) y promesas de buenas clasificaciones para posibilitar su ascenso de categoría. Los dirigentes del club contaban con la colaboración del Consejo de Arbitraje que nombraba los árbitros "adecuados". En el Consejo se falsificaban informes de los delegados de la federación sobre la labor de los árbitros.

Once de los 16 detenidos salieron en libertad condicional. Los otros cinco, entre ellos, Valentim Loureiro, José Luís Oliveira, presidente del Gondomar y número dos del ayuntamiento de la ciudad y Antonio Pinto de Sousa, presidente de los árbitros, declararon ayer ante Ana Claudia Nogueira, la juez encargada del caso.

Gilberto Madail, presidente de la federación portuguesa de fútbol, por otro lado, debido a este escándalo, prefirió retirar ayer su candidatura para ser miembro del comité ejecutivo de la UEFA.

Loureiro, presidente de la Liga portuguesa.
Loureiro, presidente de la Liga portuguesa.REUTERS

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