Desconocida amiga Pe
A Penélope Cruz le han dado el premio David de Donatello por su intervención en No te muevas, dirigida por el actor Sergio Castellito, que también ha recibido su propio Donatello. Esta noticia ha dado pie a chascarrillos radiofónicos sobre lo bien que parece irles a las novias de Tom Cruise cuando se separan de él, pero ni una palabra de ese tal Sergio Castellito, que tras haber intervenido como actor en unas 50 películas ha dirigido, con premios en festivales, Libero Burro, antes de esta igualmente premiada No te muevas. Contó el otro día en Madrid Bertrand Tavernier que el cine italiano ha ido desapareciendo del mercado por el poco interés que éste ha mostrado por los nuevos autores; según el director francés, la industria cinematográfica de un país se mantiene con cineastas nuevos, como se hace en Francia y también en España. A su juicio, en Italia, que en tiempos fue la cinematografía más potente de Europa, se les ha ido la mano en su menosprecio por los recién llegados. Y ahora, dice, están pagando las consecuencias. Será verdad.
Aquí no es frecuente, en los últimos tiempos, que nos pongan el cine que están haciendo los italianos. Algunos recordarán a Sergio Castellito por su divertido personaje de cocinero en la alemana Deliciosa Martha, o por su pintor agnóstico en La sonrisa de mi madre, de Bellocchio, y pocos por su espléndido trabajo en Hotel Paura, donde un ejecutivo modelo veía cómo se le iba hundiendo todo lo que daba por sentado, hasta acabar en la calle como un homeless más. Hace unos años se vio esta película en San Sebastián, y a Castellito no le hicimos el menor caso. Tampoco a su joven director, Renato de Maria, que desde entonces anda refugiado en la tele.
Tampoco habíamos prestado atención a otros merecidos éxitos italianos de Penélope Cruz como el de aquella espléndida Rebelde, que rodó hace unos diez años bajo la dirección de Aurelio Grimaldi y en la que se salía de la pantalla como joven delincuente virgen que creía en el amor. Antes incluso de conocer a Tom. Con frecuencia hacen que nos perdamos lo mejor. A ver si en TVE recuperan ahora la añorada costumbre de programar estas películas sorpresa, en buen horario y a ser posible con buenos subtítulos. También en esto debería notarse el cambio. El cine es grande por muchas películas, no sólo por las que se llaman clásicas.
Otro despilfarro, a Amparo Rivelles le dan el premio de teatro José Isbert. La tienen alejada del cine desde hace unos diez años. Se llevó un Goya por Hay que deshacer la casa en 1987 y desde entonces ha aparecido apenas en un par de películas. ¿Va a ser cierta esa maldición de que los premios en España acarrean paro? (Son supersticiones y anécdotas del espectáculo, algunas de las cuales han sido recogidas por Fernando Fernán-Gómez en su divertido libro ¡Aquí sale hasta el apuntador!, editado en Planeta: aconsejable.)
En cuanto a Penélope, nos quedan por ver sus tres últimos trabajos en Hollywood. Junto a Charlize Theron (Head in the clouds), a las órdenes de Chazz Palminteri (Noel), y en Sahara, con Matthew McConaughey. Son películas norteamericanas, nos las estrenarán, tranquilos. También estrenarán cuantas Sergio Castellito ruede en Estados Unidos si es que lo hace. Debería animarse Amparo Rivelles y cruzar otra vez el charco: así la tendríamos de nuevo en las pantallas.
Babelia
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