Calidad en la enseñanza, ¿para quién?

Soy uno más de los cientos de profesores interinos que "rellenamos" los institutos de enseñanza secundaria de Madrid. Y digo "rellenamos" porque somos nosotros los que cubrimos las excedencias, comisiones de servicio y enfermedades de los titulares, así como un sinfín de plazas vacantes que en la Comunidad de Madrid, aparecen mágicamente cada mes de septiembre.

Cada año en un nuevo instituto, "haciendo currículum", tirando por la borda el trabajo realizado con los alumnos el año anterior y volviendo a empezar de nuevo.

Continuamente nos enfrentamos a una oposición masificada y agotadora que destroza los nervios y las ilusiones de los que elegimos una carrera vocacional, porque, la verdad, es que hay que tener vocación para trabajar en la enseñanza pública en los tiempos que corren: presupuestos exiguos, alumnos desmotivados, profesores desmoralizados,... (rellenen ustedes los puntos suspensivos, que seguro que se les ocurren unos cuantos motivos más)

Si ya de por sí una oposición siempre es dura, este año nos enfrentamos a un nuevo aliciente para fomentar nuestro bien conservado instinto competitivo: el cierre de listas de interinos en la mayoría de las comunidades, menos en Madrid, claro está. Esto supone que todos aquellos estudiantes de toda España, recién licenciados, pero con todo el tiempo del mundo para estudiar un temario, van a terminar en Madrid. Yo también lo haría.

Ruego que si hay alguien que entienda el motivo de tal desaguisado (excluida la voraz recaudación de tasas, que ésa la sabemos todos), por favor, hágamelo saber, porque la Administración Educativa de la Comunidad de Madrid, como siempre que se refiere a la enseñanza pública, no sabe, no contesta.