De Robadors a la plaza de Cerdà

Ángel y Francesca son una pareja de jubilados -los dos pasan de 60 años- que ocuparán uno de los nuevos apartamentos con frente a la Gran Via junto a la plaza de Cerdà. El mes próximo dejarán el que ha sido su piso desde hace más de 40 años, en el número 25 de la calle de Robadors. Todo un cambio. Hasta ahora vivían en unos 70 metros cuadrados. "Un primero. Tiene poca luz y está deteriorado porque la propiedad no gasta nada en mejorarlo. La escalera se ha llenado de emigrantes que malviven y no dejan vivir a los demás. Así que nos cambiamos y estamos muy contentos". Así lo explica Ángel. A Francesca le da más pena dejar el barrio. Allí pagan un alquiler de 132 euros. El alquiler del apartamento que les ha correspondido es de 160 euros mensuales. Su piso, como los restantes, tiene 40 metros cuadrados. La planta es rectangular y una puerta corredera separa el comedor y sala de estar de la habitación y la cocina. El baño, relativamente amplio, tiene plato de ducha a nivel del suelo. En la sala de estar y la habitación hay grandes ventanales; por tanto, tienen mucha luz. "Está bien porque somos dos", dicen. Los apartamentos para la tercera edad -que ocupan las dos primeras plantas del edificio- están conectados con la conserjería, tienen placas de calefacción y el área de servicios personales del Ayuntamiento y la Fundación Salud y Comunidad ofrecerán la asistencia que puedan requerir las personas mayores. Ésta es una experiencia relativamente nueva, ya que hasta ahora sólo se ha entregado una promoción de apartamentos para la tercera edad en la calle de Montnegre.

Una de las peculiaridades de la promoción de Gran Via es que la comparten jóvenes y mayores. Los primeros ocupan desde el tercer piso hasta el sexto, y los segundos, las dos primeras plantas. Todos tendrán espacios comunitarios, por ejemplo la lavandería y las salas de reunión. También hay aparcamientos para turismos, motos y bicicletas. El 60% de la energía para calentar agua procederá de las placas fotovoltaicas instaladas en la azotea. Pero ayer lo que más intrigaba a los nuevos moradores era el peculiar interfono, que se activa con una combinación de números correspondientes al bloque, la escalera y el apartamento. "¡Vaya lío", exclamaba un inquilino.