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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sanidad andaluza: suspenso al equipo

Gustan de alardear los mandarines del sistema de que el Servicio Andaluz de Salud es la mayor empresa de Andalucía, tanto por el número extraordinariamente importante de empleados como por su extensión territorial, al cubrir a toda la autonomía. Y, como a eso, a una gran empresa, han venido a considerarla un equipo, exagerado en su número, de gestores que se han atrevido a darle tal tipo de tratamiento. Nosotros, excepto en tal hipertrofia directiva, estamos de acuerdo en la necesidad imperiosa de que así se hiciera. Pero, siempre matizando lógicamente que hablamos de una "empresa de servicios", con sus matices propios y diferenciales de otros tipos de entidades con diferentes objetivos al de la promoción y salvaguarda de la salud.

Por encima de dicha empresa existe la figura del consejero de Salud, que es quien ha de plantear y hacer que se desarrollen las líneas políticas que su gobierno le señala como prioridades para los ciudadanos que le han depositado su confianza. Dicho consejero, a su vez, es quien se rodea de un equipo convenientemente elegido para que sea capaz de traducir en realidades tales líneas programáticas. Deben ser considerados como auténticos líderes, que abanderen y estimulen los logros de la citada empresa.

Y, ya a finales de esta legislatura en la que el colectivo de trabajadores sanitarios ha mostrado su rechazo al tal consejero, parece que se les olvidan otros señores que, aunque sometidos jerárquicamente a éste, han asumido sus responsabilidades tanto en la gerencia del SAS como desde las direcciones generales de la Consejería, especialmente la de Personal y la de Asistencia. Sus nombres son el señor Castro, el señor Burgos y el señor Carmona.

No nos parece objetivo que, aunque como máximo responsable de Salud, sea el consejero Vallejo quien deba apechar con la culpabilidad del deterioro global de la calidad asistencial y de la desmotivación de los trabajadores sanitarios, estos tres señores se pueden ir de rositas o, lo que es peor, puedan ser ascendidos a dicho cargo una vez que inicie su andadura el nuevo gobierno socialista.

Aunque la comparación sea algo exagerada, aquí estamos hablando de equipos y, ya se sabe, que del fallo de las tácticas los responsables son los entrenadores y los preparadores, porque los jugadores lo que intentan hacer es el mejor juego posible, en cualquier terreno y frente a cualquier adversidad. ¿Se nos entiende, verdad?

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