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EE UU relaja el asedio a Faluya tras negociar con líderes locales

Irak vivió ayer una jornada de relativa calma. En Faluya -a 60 kilómetros de Bagdad, donde han muerto unas 600 personas durante los ataques del Ejército de Estados Unidos que siguieron al asesinato de cuatro civiles norteamericanos el 31 de marzo-, los líderes tribales locales, las fuerzas estadounidenses y miembros del Consejo de Gobierno Iraquí han logrado un acuerdopor el que las tropas de la coalición se comprometen a no atacar la ciudad si los rebeldes entregan sus armas pesadas: lanzagranadas, morteros y rifles de francotiradores, entre otras. Además, los soldados de EE UU patrullarán la ciudad junto a policías iraquíes. Así lo aseguró ayer en conferencia de prensa en Bagdad el portavoz de la coalición, Dan Senor. Las partes también acordaron continuar conversando para lograr un alto el fuego duradero.

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Mientras, en Nayaf, localidad a 110 kilómetros al sur de Bagdad, en la que el clérigo radical chií Múqtada el Sáder decretó el sábado un alto en los ataques a los militares norteamericanos para celebrar una festividad religiosa, los portavoces militares indicaron que están dispuestos a no entrar, por el momento, en la ciudad. "Debido a la situación en que se encuentran las negociaciones, ahora podemos esperar", afirmó el coronel Dana Pittard, jefe de los 2.500 soldados que cercan Nayaf, según Reuters. Eso sí, los mandos estadounidenses no renuncian a capturar a Al Sáder, ni a desmantelar su milicia, ni a un futuro asalto de esta localidad.

Policía poco preparada

Son muchos los dirigentes políticos iraquíes, incluidos lo más próximos a EE UU, como el miembro del Consejo de Gobierno Iraquí Ahmad Chalabi, que aconsejan la máxima prudencia en todo lo que afecta a las ciudades santas del chiísmo: Nayaf y Kerbala. El teniente general Ricardo Sánchez, comandante de las tropas norteamericanas en Irak, no descartó, en una entrevista con una televisión australiana, el asalto de Nayaf.

Por su parte, el administrador civil de Irak, Paul Bremer, emitió ayer un comunicado en el que señala que las fuerzas policiales iraquíes no están en condiciones de garantizar la seguridad después del 30 de junio, fecha prevista para la transferencia del poder a un Gobierno iraquí. A juzgar por el número de víctimas mortales que han sufrido los norteamericanos este fin de semana, tampoco parece que las fuerzas estadounidenses puedan controlar completamente la situación. El Pentágono admitió ayer que 509 soldados han muerto en Irak desde que se inició la invasión el 20 de marzo de 2003. 110 de ellos, han perdido la vida desde el pasado 31 de marzo, 18 sólo durante el pasado fin de semana.

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