Shell destituye al tercer alto cargo en tres meses por la crisis de las reservas
Shell, la petrolera angloholandesa, decidió ayer destituir a su tercer alto ejecutivo en apenas tres meses por la crisis que se ha desatado en la compañía por los errores o presunta manipulación en la contabilización de las reservas petroleras. La manipulación de las cifras, aparentemente, intentó ocultar la fuerte reducción, en un 20%, de las existencias de crudo de la compañía durante el año pasado.
La última destitución, anunciada ayer, fue la de la directora financiera, Judy Boynton, que sigue al presidente, Phil Watts, y al responsable de la división Exploración y Producción, Walter van de Vijver (ambos dimitieron a comienzos de marzo). No obstante, a diferencia de los dos ejecutivos mencionados, Boynton continuará trabajando en la compañía como asesora del actual presidente, Jeroen van der Veer.
El grupo destacó además que ha decidido revisar sus prácticas en torno a la valoración de sus reservas de hidrocarburos. Shell realizó un anuncio que conmocionó al mercado petrolero el pasado mes de enero, tras informar de que sus reservas se habían sobrevalorado en un 20%.
Tras haber corregido esta cifra en un primer momento, actualmente el grupo asegura que las reservas se habían inflado en 4.350 millones de barriles en 2002 y en 500 millones de barriles en 2003. Se trata de una nueva corrección a la baja de sus reservas probadas, tras las anunciadas a principio de enero (unos 4.000 millones de barriles) y a mediados de marzo (500 millones de barriles). El grupo revisará sus resultados de 2002 en una cifra que podría alcanzar los 100 millones de dólares (83 millones de euros).
Bajo investigación
La firma es investigada por la Comisión Reguladora de Estados Unidos (SEC, según sus siglas en inglés), mientras que la Autoridad de Servicios Financieros en el Reino Unido ha solicitado información relativa a las circunstancias sobre la decisión de la petrolera de recortar sus reservas declaradas.
La crisis de las reservas petroleras no sólo ha provocado en Shell una profunda remodelación de su cúpula directiva, sino que ha cuestionado la constitución, la gestión y la estrategia de la compañía. Se prevé que los cambios en la dirección sólo acaban de empezar y con ellos sobrevendrán otros cambios que pueden llegar a afectar radicalmente al modelo de administración que la compañía ha mantenido en los últimos 100 años, es decir, la gestión compartida entre británicos (40% del grupo) y holandeses (60%).
No se descarta, por ejemplo, que para agilizar la toma de decisiones del grupo éste se separe como estaba antes de 1907: la Royal Dutch Petroleum por un lado, y la Shell Trading & Transport por otro. En todo caso, lo que se intenta es simplificar la cadena de mando y centralizar las decisiones clave.
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