El presidente de Shell dimite por la caída de las reservas de la petrolera
Philip Watts deja su puesto al vicepresidente Jeroen van der Veer
El británico Philip Watts ha dimitido como presidente de la Royal Dutch-Shell, la segunda mayor petrolera europea, y su cargo lo ocupará el actual vicepresidente del grupo, el holandés Jeroen van der Veer. La crisis que se desató el año pasado en la petrolera por la reducción en un 20% de sus reservas probadas, a la que se añadieron los malos resultados del último trimestre, fueron las razones clave que desencadenaron la salida de Watts.
Los días de Watts estaban contados desde que el pasado 5 de febrero tuvo que pedir disculpas en público a los inversores de la petrolera por la caída de las reservas probadas en un 20% y por los malos resultados del cuarto trimestre de 2003, en los que el beneficio neto cayó un 19% frente al mismo periodo del año anterior. En esa presentación de resultados a los inversores les irritó que Watts se disculpara y prometiese poner todos sus esfuerzos para remediar la situación de las reservas, cuando el problema se conocía desde principios de 2003. Las reservas son clave para el mercado, ya que miden el valor de la empresa y su potencial de crecimiento.
Tras el anuncio de las cifras, la impopularidad de Watts se extendió incluso a los accionistas que no se habían pronunciado contra él, después de que bajo su presidencia la Royal Dutch-Shell cediese el primer puesto entre las petroleras europeas a la británica BP. Al mismo tiempo, tanto en el seno de la empresa como en el mercado, comenzó a estudiarse la posibilidad de que la compañía pusiera fin a cien años de gestión compartida entre británicos y holandeses. De hecho, muchos analistas creen ver en el nombramiento de Van der Veer el primer paso hacia esa posibilidad.
La gestión anglo-holandesa comenzó en 1907, cuando la Royal Dutch Petroleum y la Shell Transport & Trading se unieron para poner fin a una disputa por el mercado asiático que hacía perder dinero a ambas. Los holandeses se quedaron con el 60% de la nueva empresa y los británicos, el resto. Desde entonces, un comité de cinco miembros gestiona la petrolera con el presidente a la cabeza, que a su vez responden ante dos consejos de administración, uno en Londres y el otro en La Haya. En los últimos meses ha habido algunos roces entre ambos consejos y algunas acusaciones cruzadas encubiertas sobre la responsabilidad en la crisis de la petrolera.
Reacción a los cambios
De momento, el nombramiento de Van der Veer, que, además de ser vicepresidente del grupo, presidía la Royal-Dutch Petroleum, la empresa dominante en la petrolera, y el resto de los cambios anunciados en la cúpula han contentado a los inversores. Las acciones de la Royal Dutch Petroleum avanzaron ayer el 1,50% en la Bolsa de Amsterdam, mientras que las de la Shell Transport & Trading subieron el 2% en la Bolsa londinense. Los cambios abren una nueva etapa en la que se espera una empresa más dinámica a la hora de tomar decisiones para recuperar sus reservas.
Una nueva etapa con Van der Veer al frente de Shell aliviará de momento la presión por parte de algunos inversores para estudiar con seriedad la división del grupo o bien su reestructuración vertical, para centrar en una única cabeza (que puede ser la del nuevo presidente) las decisiones estratégicas del grupo. "La participación 60-40 ha funcionado durante un siglo, pero parece que hoy debe primar un grupo sobre otro para dar agilidad a la compañía", sostiene el representante de un grupo inversor en Shell. La opinión coincide con la de otros inversores como Ivor Pether y Royal London, que opinaron a distintos medios de prensa que acogerían con agrado un cambio en la dirección correcta en la estructura de gestión de Shell.
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