Shell venderá 9.800 millones en activos para recuperarse del escándalo de las reservas
La petrolera anglo-holandesa sobrevaloró sus provisiones de crudo en un 23% y está siendo investigada
Shell se desprenderá de algunas de sus empresas para dejar atrás la crisis de reservas que sufrió a principios de año y por la que fue sancionada por los reguladores financieros británico y estadounidense. La petrolera, que con esta medida espera ingresar 12.000 millones de dólares (unos 9.800 millones de euros) en dos años, también invertirá en su negocio 45.000 millones de dólares (36.700 millones de euros) durante el próximo trienio.
La tercera petrolera del mundo conmocionó el pasado enero a los mercados bursátiles al anunciar que su nivel de reservas de crudo y gas eran un 20% menores de lo que se creía. Posteriormente, llegó a reducir su previsión de reservas en tres ocasiones más y que supusieron un recorte final del 23%. La crisis de confianza desatada entre sus accionistas le costó el puesto a su presidente, Philip Watts, y al jefe de exploración y producción, Walter van de Vijver, quienes, según reveló un informe interno, sabían desde 2001 que se habían inflado las cifras. El actual presidente de Shell, Jeroen van der Veer, corrigió las cuentas de la compañía desde el año 1997 hasta 2002 y confirmó hoy durante la presentación en Londres de la nueva estrategia que el volumen de reservas "está controlado".
Recobrar la credibilidad
Una de las compañías que podría poner a la venta para recobrar su buen nombre es el consorcio químico Basell. Shell anuncia, además, que ya tiene una oferta sobre la mesa para vender su departamento de mercadotecnia y distribución de gas y petróleo líquido. También planea simplificar su infraestructura al unir los departamentos de petróleo y químicos.
Otra de las opciones que no ha especificado la petrolera es la posible unificación de los consejos de los holdings holandés y británico que se reparten su accionariado, algo que se espera desde hace tiempo. El doble consejo de administración ha sido duramente criticado por algunos analistas, que atribuyen a esta estructura un importante papel en la crisis de las reservas debido a su descoordinación. Actualmente, Shell está participada por Royal Dutch, que tiene un 60%, y por la británica Shell Transport and Trading, que tiene el 40% restante.
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