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El Ayuntamiento adjudica la obra de un depósito de agua residual en el Manzanares

La construcción comenzará siete años después del inicio del plan de saneamiento

El Ayuntamiento de Madrid adjudicó el pasado mes de marzo a la constructora Necso la edificación de un depósito de almacenaje de agua junto al río Manzanares. El depósito, denominado "estanque de tormenta", tendrá la función de almacenar el excedente del caudal en los días de lluvia y evitar así su desbordamiento. Esta obra, que costará 18,7 millones de euros, se enmarca en el segundo Plan Integral de Saneamiento, pero se adjudicó siete años después de que se pusiera en marcha. Entonces ya se reconocía la necesidad de construir este tipo de depósitos.

El objetivo de este depósito será el de aliviar el caudal del río Manzanares en los días de lluvia y evitar su desbordamiento. Esta posibilidad ya se reconoció en 1997, en el diseño del segundo Plan de Saneamiento Integral de Madrid, pero no ha sido hasta el mes pasado cuando la concejalía de Medio Ambiente ha adjudicado la obra. El desbordamiento provocado por la lluvia provoca el vertido de las aguas residuales del alcantarillado en el río.

La construcción del nuevo depósito pluvial, que tendrá una capacidad para almacenar hasta 130.000 metros cúbicos de agua, tiene un plazo de ejecución de 19 meses, es decir, tendrá que estar terminado a finales de 2005.

El "estanque de tormentas" será uno de los mayores de España, según la empresa. Se construirá en el Parque Lineal del Manzanares, entre las carreteras M-30 y M-40, y cerca de las depuradoras de La China y Butarque.

El nuevo depósito, explica Necso, retendrá el agua en tiempo de lluvias y lo almacenará para ir expulsándolo en época de sequía. La instalación tendrá capacidad de depurar el agua almacenada, pero no podrá utilizarse para consumo humano. Sin embargo, no funcionará como una nueva depuradora, ya que su función será la de "auxiliar la infraestructura ya existente", según la empresa.

Este tipo de medida sigue "un criterio obsoleto", critica Pedro Lasa, de la empresa Atlantis, una compañía especializada en proyectos de gestión ecológica del agua. "El estanque de tormenta se convertirá en un vertedero", explica, ya que las depuradoras sólo pueden tratar aguas residuales domésticas, es decir, aquellas cuyos residuos se componen de materia orgánica.

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El problema radica en que el agua de lluvia incluye desperdicios y componentes químicos que no pueden ser depurados. Esto es provocado por la impermeabilidad del suelo urbano -asfaltado y edificado- que impide que el agua sea absorbida por la tierra, por lo que acaba casi en su totalidad en el alcantarillado, que lo termina por verter en el río Manzanares. El agua de lluvia arrastra en su camino los desperdicios en el suelo urbano, que incluye, entre otros elementos tóxicos, restos de combustibles y aceites. Lasa asegura que el nuevo depósito almacenará parte del agua de lluvia del Manzanares, pero no impedirá la contaminación del río una vez depuradas sus aguas de los elementos orgánicos.

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