El director de la CIA reconoce errores en la lucha antiterrorista
"Entendimos el intento de Bin Laden de atacarnos, pero no fuimos eficaces", dice Tenet
George Tenet, director de la CIA desde 1997 y uno de los pocos responsables del actual Gobierno plenamente consciente de la amenaza de Al Qaeda antes del 11-S, sorprendió ayer a la comisión que investiga los atentados terroristas y al país entero, poco acostumbrado a la autocrítica: "Cometemos errores", dijo. La comisión dictaminó que "Estados Unidos, bien preparado para la guerra convencional, no tenía los mecanismos necesarios para detectar un ataque terrorista ni una estructura de inteligencia unificada".
"Estados Unidos no tenía los mecanismos para detectar un ataque terrorista"
Tenet -que respalda sin titubeos al actual Gobierno republicano pese a haber sido nombrado para el cargo durante la Administración Clinton y que hace dos meses subrayó que la CIA jamás estableció que Sadam Husein era "una amenaza urgente"-, dijo que a mediados del 2001 los responsables políticos habían sido informados de Al Qaeda, pero no "de sus tiempos ni de sus métodos de ataque".
Esa es la justificación de la Casa Blanca: se sabía lo que querían, pero no hubo datos que permitieran evitar el 11-S. En todo caso, y según Tenet, es "absolutamente errónea" la afirmación de que los servicios de inteligencia carecían de un plan estratégico para examinar los datos que había de Al Qaeda. "Entendimos el intento de Bin Laden de atacarnos aquí, pero nunca convertimos este conocimiento en una defensa eficaz del país". Sobre todo, añadió, "carecíamos de capacidad intergubernamental para integrar información interior y exterior, datos, operaciones y análisis".
A pesar de que varios miembros de la comisión se deshicieron en elogios sobre la capacidad del director de la CIA, el informe con el que se abrió la sesión de ayer vapuleaba sin piedad la historia reciente de la Agencia. "Aunque Al Qaeda se formó en 1988, al acabar la ocupación soviética de Afganistán, la comunidad de inteligencia no describió esta organización hasta 1999". Y en 1997, Osama Bin Laden era caracterizado como "un elemento que financia a grupos terroristas" por parte de la unidad especial antiterrorista de la CIA, aunque ya se disponía de información sobre Al Qaeda y sus acciones: "En 1992, contra un hotel de Yemen en el que había militares estadounidenses; en 1993, en Somalia; y probablemente en 1995, en el atentado contra una misión de Estados Unidos que entrenaba a la Guardia Nacional Saudí".
El informe también recordó los datos sobre "la posibilidad de usar aviones cargados con explosivos" para atentar en ciudades de EE UU, y otros documentos en los que se hablaba de "la torre Eiffel y la sede de la CIA" como posibles blancos. Aún así, la CIA no analizó las implicaciones de esta información: cómo se pasa del secuestro de un avión al avión suicida, qué tipo de formación necesitan los terroristas, dónde la pueden obtener... Esa carencia, además de la incomunicación entre el FBI y la CIA, impidieron conectar en una trama los puntos aislados de las sospechas del FBI en Phoenix sobre los extraños alumnos de las escuelas de aeronáutica y de la detención, en agosto de 2001, de Zacarías Moussaoui, probablemente el piloto número 20, en Minnesota.
A preguntas del demócrata Timothy Roemer, Tenet reconoció que no le habló a Bush de Al Qaeda en el verano del 2001, ni siquiera para comentarle el informe del 6 de agosto en el que se decía que el grupo quería atentar en EE UU, que había elementos dentro del país y que el FBI investigaba decenas de casos. "Él estaba de vacaciones y yo aquí ", dijo, aunque reconoció a continuación que tenía la posibilidad de llamarle por teléfono en cualquier momento. Pero un portavoz de la CIA aclaró horas después que Tenet voló al rancho de Crawford más tarde, el 17 de agosto. A su vuelta, en Washington, el 23 o 24, recibió información sobre Moussaoui a través de un documento titulado: "Extremistas islámicos aprenden a volar".
El director de la CIA lamentó, como tantos otros, las restricciones presupuestarias introducidas en los servicios de información después del final de la guerra fría: "A mediados de los 90, las agencias de inteligencia perdieron casi el 25% de su personal y miles de millones". Y la recuperación es lenta: "Harán falta cinco años más de trabajo hasta conseguir el tipo de servicios secretos que nuestro país necesita" para enfrentarse a las amenazas. Tenet extendió el mismo pronóstico para la Agencia Nacional de Seguridad y "nuestra comunidad de análisis de inteligencia". "El informe refleja un sistema que está roto, que no funciona", le reprochó con aspereza el republicano John Lehman.
Por su parte, Robert Mueller, director del FBI, aseguró que el Buró ha tomado medidas para mejorar su capacidad antiterrorista y recomendó que no se cree una nueva organización de espionaje nacional: "Sería triste que los historiadores del futuro nos digan, OK, ganasteis la guerra contra el terrorismo pero perdisteis vuestras libertades". El informe de la comisión alabó las medidas tomadas por el FBI, pero dijo que "aún hay desafíos estructurales a resolver para mejorar el flujo de información y reforzar su eficacia antiterrorista".
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