Un enviado iraní llega a Bagdad para mediar en la crisis
Resulta difícil saber hasta dónde va a llegar Múqtada al Sáder o su milicia, el Ejército del Mahdi. "Son impredecibles, ahí radica su fuerza y su peligro", explica el autor de documentales francés Raphael Pelseny, que desde hace varios meses trabaja sobre los chiíes de Irak. De momento, Múqtada ha querido poner el balón en el tejado de la autoridad religiosa chií. Los ancianos clérigos de Nayaf se han distanciado de su revuelta, pero los ayatolás revolucionarios observan con interés su creciente popularidad en la calle.
Tras rechazar a los mediadores del partido Al Dawa (chií) enviados por el Consejo de Gobierno, el clérigo aceptó el martes entrevistarse con el intermediario enviado por la maryaiya, Abdelkarim al Anasi, miembro de una escisión de Al Dawa, crítica con la participación de sus ex correligionarios en ese órgano nombrado por EE UU.
"Me ha hecho propuestas positivas para acabar con la crisis. No puedo dar detalles, pero se ha dado cuenta de que la confrontación no beneficia a nadie", aseguró Al Anasi.
Estados Unidos no debe de estar muy convencido de ello cuando ha aceptado la mediación de Irán, al parecer solicitada por el Gobierno del Reino Unido.
Una delegación iraní dirigida por el embajador Husein Sadeghi llegó ayer a Bagdad y podría trasladarse a Nayaf en las próximas horas. Fuentes de la Coalición han acusado con anterioridad a la Embajada iraní en Irak de financiar al movimiento de Múqtada. Aunque él siempre se ha mostrado crítico con la intromisión de Teherán en los asuntos iraquíes, mantiene buenas relaciones con el máximo líder iraní, Alí Jamenei. Su mujer y su madre se hallan en Irán desde hace algunos meses, pero él ha negado que vaya exiliarse allí, como ciertos medios habían sugerido como posible salida.
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