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Ángeles Mastretta reúne recuerdos y sueños en 'El cielo de los leones'

"La vida es difícil' y 'No todo se puede' eran las frases de cabecera de mi madre. Yo he vivido tratando de demostrar que no tenía razón", confesaba la escritora Ángeles Mastretta (Puebla, 1949), en una videoconferencia entre México DF y Madrid, realizada recientemente en la Casa de América, para presentar su nuevo libro, El cielo de los leones (Seix Barral). Una propuesta que la ganadora del Premio Rómulo Gallegos 1997 define como "una guía personal de preocupaciones" y en la cual ha reunido "razones de alegría".

Anécdotas de viajes, recuerdos familiares en los que desfilan padres e hijos, abuelos maravillados por el siglo XX, un marido historiador (Héctor Aguilar Camín) y viejas tías, temores de mujer que ha pasado los 50, sueños sin estreno y amores literarios (Borges, García Márquez y Edith Wharton, entre otros) son algunas de las confidencias que la autora de Arráncame la vida (1985) reserva en estos textos, escritos en primera persona.

"El título original", explicó Mastretta, "era otro: Entre lo inverosímil y catedral, esto es, entre lo imposible que es la vida toda y, catedral, lo sólido. Pero requería explicación". Así fue como Mastretta escogió algo más transparente: "El nombre de un artículo en el que se dice que no tiene sentido renunciar a los deseos ni a la locura, porque debe haber un cielo para todos, incluso para los leones".

Feminismo y literatura

"No me costó hablar de mí. Escribir es siempre un acto narcisista", señaló Mastretta. "Hacer ficción es mucho más divertido, pero la realidad cada vez va más rápido y me jala más". Esa realidad incluyó algunos sustos durante el proceso de escritura: "Estuve enferma mientras escribía el libro. Ya no lo estoy, pero parte de mi temor a la muerte, que traté de exorcizar escribiendo, se refleja en él. Supongo que si te gusta mucho la vida no te quieres ir de ella".

Si bien marca el tono del libro, no todo es intimidad en El cielo de los leones. El feminismo, uno de sus "intereses fundamentales", y la política, también tienen su espacio. Sobre la situación de su país, afectado últimamente por escándalos de corrupción en torno a la financiación de las campañas electorales, Mastretta afirmó: "En los últimos meses hemos convertido la vida cotidiana en una especie de Gran hermano colectivo. Hay muchos pillos y llevamos un tiempo entretenidos con una parte de nuestra mugre". En cuanto al rol que le corresponde al escritor en ese entorno, Mastretta afirmó que "la literatura se compromete cuando se compromete con la literatura. Un escritor debe comprometerse con sus libros, lograr que estén bien escritos, que regalen un viaje a otra parte".

Un marcado vitalismo recorre El cielo de los leones. Mastretta lo subrayó en su reflexión de despedida: "Que me vaya yo tarde como Úrsula Buendía, ese personaje de Gabo al que guardaban en los cajones. Espero haber expresado en este libro ese deseo".

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