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Reportaje:

Del 'scalextric' a la vitrina

Rafael Barrios fabrica alrededor de 300.000 miniaturas de coches al año y exporta el 80%

La pasión de Rafael Barrios por los coches le ha llevado a cambiar los circuitos de competición, en los que corrió de joven, por las pistas de scalextric, en las que ahora coloca en medio mundo los modelos de coches que fabrica en Ibi (Alicante). Y si no, adornan las vitrinas de cientos de miles de coleccionistas. Vende al año 300.000 unidades y factura 9,5 millones de euros.

Se ha llegado a pagar más de 1,5 millones de las antiguas pesetas por un coche cuando el precio habitual es de 54 euros

El despacho de Rafel Barrios, situado en una zona residencial a las afueras de Madrid, es moderno y luminoso. Pero si no fuera por su mesa y su silla, uno no sabría si se encontraba en un club de automovilismo o, quizá, en una juguetería. A su espalda, todas las copas que ha ganado como piloto de carreras -entre ellas, la del Campeonato de España- y en el resto de las paredes, estanterías abarrotadas de coches y camiones en miniatura. Son los que fabrica FlyCarmodel, la empresa que fundara en 1994 partiendo sólo de su afición al automovilismo y que se ha convertido en referencia mundial.

Barrios corrió su primera carrera con 16 años y, desde entonces, no se ha separado de su afición -los coches- que ha convertido en su negocio. Apasionado también por el modelismo, cuando no competía jugaba en el pasillo de su casa al scalextric. Y fue así como encontró la clave de su éxito: patentó un sistema -un imán colocado en determinada posición en los bajos del coche- que evitaba las múltiples salidas de pista que sufrían los modelos. Con un socio, del que se separó en el año 2000, y la maqueta de un BMV B3 en el bolsillo se fue a Ibi (Alicante) a ver quién lo podía fabricar. Contactó con varios talleres y empezó un negocio con un crecimiento que hasta él reconoce inesperado. En 2002 vendió 315.000 unidades y el año pasado, castigado por la fortaleza del euro, las ventas fueron de 290.000.

Los talleres a los que hizo los primeros encargos han pasado a ser ahora una fábrica propia de 3.000 metros cuadrados, y el grupo de cuatro personas que empezó en el negocio ha pasado a ser una plantilla de 104 trabajadores.

Barrios coloca en el centro de su crecimiento el uso de la tecnología y el cuidado por la calidad. "Somos los únicos fabricantes de slots (coches en miniatura para pistas) que no producimos en China para controlar más", dice, "y decoramos los coches con tampografía (pintura) y no con pegatinas. China nos rebajaría los costes un 50%, pero no atenderíamos a nuestra clientela". Esa calidad ha llevado a que los coches que fabrica -al año saca entre siete y ocho novedades- no sólo corran como juguete, sino que se hayan convertido en piezas de coleccionismo. "Se ha llegado a pagar más de 1,5 millones de las antiguas pesetas por uno de nuestros coches". El precio habitual está alrededor de 54 euros.

FlyCarmodel tiene ya en el mercado 497 referencias y Barrios calcula que casi la mitad de las ventas van desde la tienda a las vitrinas. "Hay clientes que compran dos coches iguales, uno para el scalextric y otro para la colección". Y los hay también que piden modelos por encargo, sobre todo empresas. Esos encargos suponen aproximadamente el 25% de la facturación.

Camiones de competición

Producir un coche, desde que se diseña hasta que sale de la fábrica es un proceso que lleva nueve o diez meses, entre el diseño, la creación del molde y las pruebas. Y a lo largo de la vida de cada modelo pueden llegar a venderse entre 50.000 y 70.000 unidades. La empresa afirma también que es la única del mercado que fabrica camiones de competición.

Barrios no quiere superar mucho las 300.000 unidades de venta al año, pero sí derivar la fabricación hacia otros componentes como los repuestos.

Rafael Barrios, en su despacho.
Rafael Barrios, en su despacho.

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