"Un adjetivo en cine cuesta millones"
Barroso, que durante años ha sido profesor de la Escuela Internacional de Cine de La Habana, considera que la película conserva el "espíritu" de la novela, pese a ser una adaptación libre.
Pregunta. Poco se parece el guión a la novela...
Respuesta. La novela se recrea en La Habana, en describir aquella Habana de 1958, llena de mafiosos y ambientes increíbles. Pero cuando eso lo pasas a cine necesitas contar las historias a través de los personajes, que son los que aportan el componente dramático. Una locación de La Habana, por muy hermosa que sea, no te aguanta...
P. Ya... ¿Cuánto cuesta un adjetivo en cine?
R. Bueno, si en el cine español cuesta 600 euros, en el cine norteamericano vale 60.000, y eso se nota. Nosotros tenemos que cerrar las lentes, usar poco gran angular, y eso también es una de las razones que nos llevan a hacer una versión mucho más minimalista.
P. Lo de las adaptaciones suele acabar en disgusto entre el autor y el director. ¿No teme un desencuentro familiar?
R. Yo le había dado una de las versiones del guión a Miguel para que la leyera, y, bueno, me planteó algunas dudas que tenía. En eso intervino mi madre para decirme que qué me había creído yo para cambiarle la novela a mi hermano mayor. Para los dos está claro que una cosa es la novela y otra la película, tanto que él ha ayudado con diálogos y detalles.
P. La película termina en 1959. ¿Le alivia no tener que hablar de la Cuba de hoy?
R. Bueno, en 1959 se acabaron una serie de problemas muy gordos que tenía este país, y empezaron otros. Es lo que suele ocurrir en todo cambio político. Cuando hay un enemigo común, el caos se ordena, todo el mundo quiere lo mismo; sin ir más lejos, con Aznar, había un deseo generalizado de que ese señor se marchara, pero hoy se impone algo más difícil, que es construir. Destruir es fácil, más cuando el enemigo político es tan señalado, como ocurría en la Cuba de 1958.
P. ¿Qué es más difícil, dar clases de cine o hacer películas en Cuba?
R. Cualquier cosa en Cuba es difícil. Ya se sabe. Un día estás dando clases y pones un vídeo, y se va la luz. No puedes hacer nada contra eso. Al hacer cine ocurre algo parecido, aunque funciona un equipo y vas más cubierto. El otro día había que rodar una escena con una rata. Utilizamos ratones blancos pintados de negro, pero la pintura siempre es poca. Ayer hubo que pintarlos un par de veces.
Babelia
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