Ciencia y espaguetis
En muchos restaurantes y casas de comidas de este país la paella, o bien aparece en el menú del día o bien se ofrece en la carta bajo la condición de "mínimo dos personas". El propietario del establecimiento prefiere perder clientes a servir una única ración. No le resulta rentable: La inversión necesaria es superior al precio razonable de esa ración. Algo similar ocurre cuando se pretende desplazar un pesado sofá-cama. Todo el mundo sabe que para mover el sofá hay que tomarse el asunto con un mínimo de ganas. No es que cuando se empuja con poca fuerza el sofá se mueva poco; es que no se mueve nada.
Éstos son ejemplos de fenómenos umbral en los que para conseguir el efecto deseado hay que aportar una cantidad mínima de esfuerzo. Los ejemplos en la vida cotidiana son interminables y no es necesario insistir en ello. Lo que quizás nos conviene examinar es que parece bien establecido que la relación existente entre inversión en investigación y rentabilidad económica generada por la misma también es un fenómeno umbral: si el esfuerzo inversor no alcanza el mínimo requerido, los recursos que se invierten nunca se ven superados por la riqueza que generan.
La relación entre inversión en investigación y rentabilidad es un 'fenómeno umbral'
En este sentido, hay un acuerdo general en que la inversión en I+D en España está demasiado por debajo de la media europea, así que las administraciones se están movilizando para aumentar su esfuerzo. Sin embargo, el dato clave que conviene no olvidar es, además de la inversión actual, el diferencial acumulado durante todo un siglo. Algunos defienden que para alcanzar el umbral hay que convencer al sector privado para que invierta más en I+D. Con frecuencia se oyen quejas que apuntan a que los empresarios españoles invierten demasiado poco en investigación, y con similar insistencia se les invita a salir de su error. Sin embargo, es difícil imaginar que haya alguien más capacitado para decidir qué les conviene a los empresarios que ellos mismos. Su sueldo depende de ello. Si, a pesar de todo, deciden colaborar poco con centros públicos de investigación, no será por desconocimiento. Conviene preguntarse si no es por inteligente realismo, porque a pesar del titánico esfuerzo realizado durante años por muchos investigadores españoles, en general nuestra capacidad de realización real, tecnológica, es todavía escaso. Let us face it. No hay duda de que en países más avanzados las empresas invierten más en I+D en colaboración con entidades públicas, pero ¿no será que en esos países la inversión pública ha sido suficientemente elevada, durante un número suficiente de años, para alcanzar el umbral de rentabilidad?
Otro tema es qué hacemos con lo que invertimos. Afortunadamente, en este país hay una gran variedad de restaurantes. Los hay pequeños y grandes; baratos y lujosos; rápidos y relajados. Hay pizzerías, asadores, braserías, chiringuitos, restaurantes de lujo, etcétera. En algunos es necesario acudir con ropa adecuada; en otros, los clientes lucen pantalón corto y playeras. En contraste, la mayoría de universidades y centros de investigación españoles tienen objetivos parecidos, a pesar de que las necesidades son muy variadas.
En efecto, los analistas de la creación de tejidos industriales basados en ciencia y tecnología en otros lugares del mundo proponen siempre recetas parecidas, que incluyen personalidades clave, individuos emprendedores, inversores, una legislación adecuada, y una gran variedad de personal cualificado. Todo ello aderezado con un poco de suerte, un clima social adecuado, y una activa tolerancia frente al fracaso de las iniciativas ajenas emprendidas con honestidad. La receta requiere mucho personal con formación media, menos con formación superior, y unos pocos doctores. Estos últimos son claves, pero sólo resultan ser útiles para el propósito que nos ocupa cuando se trata de individuos bregados en las fronteras del conocimiento y que disponen de experiencia tecnológica en su área. O sea, que se han doctorado en lugares donde es posible adquirir esa experiencia. Lugares que se encuentran por encima del umbral.
Invertir en ciencia de manera adecuada y continuada para alcanzar el umbral de rentabilidad económica asociada a una industria de alto valor añadido requiere una determinación mayor que la necesaria para abordar iniciativas de impacto social inmediato. Sin embargo, es la única forma conocida de mover el dichoso sofá-cama. El bambú prácticamente no crece durante sus siete primeros años de vida. Sin embargo, si durante esos años ha llovido de forma adecuada y continuada, de repente, la planta puede crecer algunas decenas de metros en pocas semanas. Lo dicho: Siempre y cuando haya llovido de forma adecuada y continuada.
Lluís Torner es director del Instituto de Ciencias Fotónicas, Universidad Politécnica de Cataluña.
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