La modernización de lo local
El tres de abril de 1979 es la efeméride histórica que marcó el inicio de los ayuntamientos democráticos y el cauce adecuado para una Andalucía en libertad y en movimiento hacia la transformación de su territorio y de su propio concepto de identidad. Período que hoy recordamos haciendo memoria y balance de una etapa en la que Andalucía era definida como una sociedad subdesarrollada, que soportaba un mayor desequilibrio que cualquier otra entre las grandes urbes y las zonas de interior, además de carecer de instituciones políticas propias y de las necesarias infraestructuras y equipamientos de comunicación, sanidad, educación y cultura, sin olvidar que la existencia de un tejido industrial débil y la precariedad agraria provocaban una continúa corriente de emigración. Ese era el marco de déficit económico, conflictividad y reivindicaciones en el que los andaluces tomaron conciencia de su ciudadanía como valor democrático y de participación en la comunidad política. Esa determinante y esperanzada decisión de cambio y de progreso facilitó la consolidación democrática en el ámbito de lo local y supuso el primer paso hacia la articulación de la Autonomía, abriendo así la etapa de la primera modernización de Andalucía y el consiguiente impulso en torno al equilibrio territorial, la preocupación por hacer realidad una amplia red de servicios públicos, la cohesión del territorio mediante modernas infraestructuras de comunicación, el desarrollo de las políticas de igualdad, solidaridad y bienestar social, así como la integración en Europa y la creciente presencia de nuestra Comunidad en los mercados internacionales.
Sin embargo ese salto cualitativo y cuantitativo de Andalucía, durante estos veinticinco años, ha de llevarnos a afrontar ahora, con inteligencia, audacia y solidaridad, el reto de la segunda modernización. Un proyecto colectivo que aspira a la consecución de una región más emprendedora, innovadora y competitiva, basada en el fortalecimiento de empresas cualificadas y con capacidad de riesgo, en la integración de Andalucía en la Sociedad del Conocimiento, el desarrollo sostenible, el objetivo de ser el referente para el diálogo, la cooperación, el progreso y estabilidad de la zona mediterránea, en la erradicación de las rémoras concernientes al analfabetismo funcional y al paro, igual que es fundamental construir un modelo social que articule respuestas eficaces y urgentes a la globalización mercantilista, a los requerimientos de la nueva ciudadanía multicultural y a las inseguridades crecientes respecto a la temporalidad del trabajo, el difícil acceso a la vivienda, el aumento de la violencia de género y a la inseguridad ambiental. Este nuevo contexto pone de manifiesto la imprescindible e inevitable aplicación práctica de los principios de descentralización en favor de la proximidad, con objeto de modernizar la administración, aumentar la eficacia y la rapidez en el gobierno local, que hemos de acercar a la ciudadanía y convertirlo así en un aliado de la misma, de las empresas, de las demandas directas y funcionales del espacio urbano-provincial y del propio asentamiento de una democracia participativa e innovadora que, desde un mayor desarrollo de las competencias municipales, consolide el incremento de la prestación de más servicios, cuyo resultado será la calidad social, desde la proximidad.
Por todo ello, la segunda modernización de Andalucía ha de estar sujeta al desarrollo de políticas enfocadas a múltiples escalas territoriales de gobierno, al impulso y mejora de los convenios interinstitucionales y, sobre todo, al reforzamiento de los gobiernos locales, actualmente condicionados por la insuficiencia financiera y por un escasamente delimitado marco competencial. Los gobiernos locales han de convertirse en el mejor de los aliados del gobierno de la Autonomía en la actuación eficaz y eficiente, en la aplicación racional de los recursos económicos y en la consecución de una mejor prestación de servicios específicos en las ciudades, independientemente de su tamaño. Lo local representa el territorio y el instrumento que permite la mayor implicación y cooperación cívica con la política, encaminada a lograr la efectividad de la acción conjunta en la toma de decisiones y en el fortalecimiento de la cohesión social. Fundamentos sobre los que, sin duda, reside el progreso y el futuro de Andalucía y de todos los andaluces y andaluzas.
Salvador Pendón Muñoz es Secretario de Ciudades y Política Municipal del PSOE de Andalucía
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