Cambio de régimen
No puede decirse que el PP sea modelo de buena educación; los rabotazos de estos días -el golpe de mano de Aznar sobre las tropas que embarcaban- y los que puedan quedar hasta el 17, en que pide la investidura Zapatero, son los de quien se considera despedido injustamente. No me refiero a esa educación, sino a la ley de Pilar del Castillo, que va a ser abolida antes de entrar en vigor; la comunidad catalana ya la ha suspendido mientras se prepara otra. A tiempo para evitar la desgracia en los exámenes de junio. Muchas cosas que están pasando, o que se preparan y se hacen, indican que más que un cambio de Gobierno, lo que se produce es un cambio de régimen: de la autocracia a la democracia. Aznar hizo un régimen de Hombre Fundamental, de los que se llamaban autocracias, y no dejó prosperar ni una sola ley propuesta por la oposición, ni escuchó lo que se decía en la calle (algo cedió ante la huelga del decretazo), porque está en las normas de esos personajes: la calle es suya, y lo dijo el presidente fundador, Fraga.
Franco y los otros Señores de la Guerra llegaron a ver las exaltaciones callejeras y la existencia de una oposición clandestina como obra de agentes "venidos del exterior", muchas veces en forma de judíos y masones. Estoy seguro de que lo creían. Este tipo de alucinaciones suele producirse después de un uso largo del poder absoluto; no pueden las listas de diagnóstico de la OMS considerar estas respuestas anormales o desviadas como grados de esquizofrenia paranoide, pero para mí lo son. Hay mentiras tan gordas que no pueden ser más que enfermizas. La advertencia de Aznar a Zapatero de que el islam ha declarado la guerra a España sin advertir que España -o sea, él- había declarado antes la guerra al islam me parece producto de un desarreglo más que de una artimaña: en el supuesto, claro, de que lo crea. Es una de las discusiones más frecuentes: saber si sus mentiras las creen; si es una mera proyección freudiana (curable), o si es sólo una artimaña política (incurable).
Le dije el lunes a Gurruchaga (Localia) que existe una mentira de Estado, recordándole a Nerón culpando a los cristianos del incendio de Roma, en una época en la que los cristianos aún no tenían culpa de casi nada, cuando hablábamos de Ustinov, que interpretó a Nerón: el que culpó a los cristianos del incendio de Roma que había provocado él. Se podía escribir un libro sobre Mentiras de Estado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.