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Reportaje:

Infarto en el fútbol

Los clubes ponen medios y personal para garantizar la salud de sus aficionados durante los partidos

El imaginario colectivo asocia la alta tensión que implican algunos partidos de fútbol a la posibilidad de que el corazón del hincha sufra, se resienta y, al final, acabe fallando. De hecho, frecuentemente, el argot de la prensa deportiva toma prestado del lenguaje médico expresiones como "partido de infarto", "final agónico" que remiten al sufrimiento de la víscera cardiaca del aficionado ante un encuentro decisivo.

Pero algunos cardiólogos y especialistas no ven las cosas tan claras y no establecen una relación directa entre presenciar un partido en el campo o por televisión y el desencadenante de un accidente cardiovascular. Es más, algunos incluso sostienen que una persona que ha sufrido una problema de corazón puede perfectamente ver un partido de fútbol de su equipo sin que su vida corra más riesgo que la de sus vecinos de asiento. Eso sí, antes debe tomar unas mínimas precauciones y contar con la preceptiva aprobación de su médico especialista.

"Lo ideal es que un ataque cardiaco pueda ser atendido en dos minutos"

El doctor Ricard Serra Grima, cardiólogo del Hospital de Sant Pau y del FC Barcelona -es el que aparece en segundo plano controlando a los jugadores del Barça cuando realizan la prueba de esfuerzo montados en una bicicleta estática antes de fichar- es de esta opinión. Y Luis Serratosa, facultativo especializado en medicina deportiva del Real Madrid, también.

Además, para acabar de facilitarles las cosas a los enfermos del corazón, estadios como los del FC Barcelona o el Real Madrid, y la mayoría de los grandes, cuentan con servicios sanitarios pensados exclusivamente para atender al público asistente ante cualquier contingencia médica y entre aquéllos figuran en primer plano los servicios cardiológicos.

Sostiene Serra Grima que una persona que haya padecido un infarto "no tiene por qué renunciar a lo que le gusta, que es ver los partidos de su equipo en su salsa, en el campo o en la televisión si lo hace bajo control de su cardiólogo. A veces se sufre más en casa oyendo el partido por la radio que viéndolo en directo", sentencia. "En definitiva, el estrés que supone un partido de fútbol para un aficionado con antecedentes cardiovasculares no es tan elevado como se cree porque, en principio, esta persona va al estadio protegido por sus medicinas y controlado por su médico", asegura Serra Grima, que lleva más de 15 años prestando su asistencia, domingo a domingo, a los espectadores en el campo del Barça.

¿Y quiénes son los hinchas más predispuestos a tener un problema cardiovascular? "Pues los fumadores compulsivos, los que tienen el colesterol alto, los hipertensos y los diabéticos", recita Serra Grima de carrerilla.

El doctor Serra Grima sostiene además que el riesgo de un problema cardiovascular entre los espectadores que presencian un partido de fútbol es incluso porcentualmente inferior al de la población general, porque, precisa, la gente que va al campo es más joven que el conjunto de la población. Pero el hecho de que los clubes pongan medios para atender las emergencias cardiovasculares es -y nunca mejor dicho- vital, porque estos problemas atendidos en pocos minutos se ha demostrado que salvan la vida del afectado.

"El Barça no tiene un servicio de emergencias, lo que tiene es un servicio de atención médica integral al socio", comenta con indisimulada envidia Luis Serratosa, del Real Madrid. "Lo ideal es que un ataque cardiaco pueda ser atendido en dos minutos. A esta distancia tienen que estar situados los equipos de emergencia en un campo de fútbol", sostiene el doctor Serratosa.

"Como el tiempo es sagrado, cuando nos avisan de un caso de cardiopatía se pone en marcha un cronómetro, los equipos médicos actúan, se evacúa al enfermo al dispensario central, se le estabiliza, se le traslada a una ambulancia medicalizada y, en menos de media hora, el enfermo estará en el Hospital Clínic, nuestro centro de referencia", asegura Serra Grima.

El coste del dispositivo médico que monta cada partido el FC Barcelona es de unos 600.000 euros anuales, que aporta directamente la empresa Sanitas, junto con el instrumental y el equipo humano de los dispensarios.

Por su parte, el Real Madrid está poniendo estos días en marcha gradualmente un proyecto de atención médica a sus aficionados muy parecido al que ya tiene el Barça desde 1999 (véase el gráfico adjunto).

Jerónimo Farré, jefe de cardiología de la Fundación Jiménez Díaz y directivo del Real Madrid, ha diseñado, junto con el doctor Serratosa, el dispositivo médico del Benabéu. "Nos centramos en tres espacios: la atención a los jugadores en el terreno de juego; el palco y el resto de la grada", señala Serratosa.

En el campo de juego, el club cuenta con un médico especialista dotado de un desfibrilador y un maletín de oxigenoterapia. Para el palco, hay una ambulancia medicalizada y para el resto de la gradería, 10 equipos de emergencias distribuidos estratégicamente con sus correspondientes técnicos.

Además de un botiquín central, que incluye una clínica de soporte vital avanzada, el estadio del Real Madrid tiene cinco dispensarios repartidos por las gradas. Una segunda ambulancia medicalizada se halla en el lateral que hay frente a la tribuna, una UVI móvil del Samur está en reserva y cada uno de los fondos tiene una ambulancia.

¿Qué hacer para poder ir al campo tranquilo?

El retrato robot del hincha que potencialmente puede sufrir un infarto o una angina de pecho en un campo de fútbol -o en su casa viendo el partido por televisión- es el de un hombre que tiene entre 48 y 66 años. Esta persona, además, reúne una o varias de las siguientes características negativas o factores de riesgo: sobrepeso elevado u obesidad, colesterol alto, es fumador compulsivo y padece hipertensión y/o diabetes, precisa el cardiólogo Ricard Serra Grima.

Pero, ¿qué debe hacer aquella persona con antecedentes por problemas cardiacos para poder ir al fútbol sin que su salud le pase factura? Según Serra Grima, este aficionado, en primer lugar debe exponerle el caso a su médico, que es siempre quien tomará la decisión final en función de las constantes vitales del enfermo. "Después", añade el cardiólogo del Barça, "seguramente el facultativo le tratará con algún betabloqueante, fármaco que impide la llegada de adrenalina al corazón. Posiblemente le recete además un tranquilizante para afrontar las situaciones de nervios y tensión".

"Además, antes del partido, el aficionado tiene que procurar no comer ni beber alcohol en exceso, no tomar café y, lógicamente, no fumar. Si cumple estos requisitos, puede ir al campo, porque su riesgo estará controlado. Se trata, en definitiva, de que la persona entienda cuál es su problema, se eduque para vivir con él y se autocontrole para poder disfrutar del espectáculo que le gusta", concluye Ricard Serra Grima.

Un riesgo directamente proporcional

Directamente proporcional: A mayor necesidad de que un equipo gane un partido importante -sea para hacerse con un título, sea para no bajar de categoría-, mayores posibilidades de que alguno de sus hinchas padezca algún tipo de accidente cardiovascular presenciándolo. Por tanto, en sentido contrario, a menor necesidad de ganar, menor incidencia de este tipo de enfermedades entre la hinchada.

El paradigma de esta proporcionalidad, para más inri de sus socios, lo encarna últimamente el FC Barcelona, que desde el año 2000 no ha ganado ningún título oficial. En consecuencia, en este tiempo, en el estadio del Barça han descendido de forma notable los casos de problemas cardiacos entre los asistentes.

Ricard Serra Grima ha elaborado un trabajo sobre este tipo de accidentes en el Camp Nou que publicará próximamente la Revista Española de Cardiología. Serra Grima señala que en la temporada 2001-2002, en la que el equipo se clasificó en el último instante de la Liga para la Champions, se produjeron siete episodios coronarios agudos. Seis personas se salvaron y una falleció. "Se trataba de un aficionado con obesidad mórbida, con dos antecedentes por infarto y que se hallaba sentado en el centro de una larga hilera de 17 asientos, lejos de la salida. Las asistencias perdieron mucho tiempo en evacuarlo al dispensario por la estrechez de las hileras y al final murió".

En la temporada 2002-2003 hubo un solo accidente y el afectado se salvó. En la actual temporada no se ha registrado ningún caso. La pasada campaña, el FC Barcelona entregó sus posibilidades desde el principio, y en la actual, la ilusionante recuperación ha venido tras una primera fase de liga decepcionante. Es lo que los expertos en bolsa calificarían como un efecto -la escasa posibilidad de ganar nada- descontado por el mercado. En la Bolsa, cuando circula un rumor sobre un determinado valor, los accionistas reaccionan comprando si la expectativa es positiva, o vendiendo si es negativa, sin esperar a que aquél se concrete. Pues lo mismo sucede estos años con el Barça: el aficionado acude al estadio o ve los partidos por televisión pensando en que el equipo tiene muy poca cosa que hacer. Si gana, miel sobre hojuelas, pero su corazón ya no sufre tanto por los resultados negativos con los que el hincha, en terminología bolsista, ya contaba.

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