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UNA MANO TENDIDA | Aulas

La Olavide crea el programa 'Lazarillo', en el que 60 estudiantes guían a 130 novatos

El proyecto, el primero en Andalucía, facilita el paso del instituto a la universidad

El salto del instituto a la universidad que dieron el pasado mes de octubre Emilio de la Casa, María Sánchez y Atenea Melgarejo se aleja mucho de las novatadas, de la desorientación por los pasillos del centro los primeros días sin encontrar su clase o de la errónea elección de los profesores en las materias de la carrera elegida.

Los tres estudiantes se mueven con bastante seguridad por el centro académico gracias al programa Lazarillo que la universidad sevillana Pablo de Olavide puso en marcha a principios de este curso. Esta nueva experiencia inédita en Andalucía ha creado la figura del alumno-mentor, encargada de guiar los primeros pasos de los universitarios. Antonio Cosío, de 21 años, es el alumno- mentor de los tres principiantes. Estudia su misma carrera, Derecho y Administración de Empresas, aunque le diferencia estar tres cursos por delante.

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Antonio Cosío ha puesto su veteranía al servicio de los tres estudiantes que se informaron del programa al principio del curso académico. "Yo había empezado Periodismo, no me había ido nada bien y al cambiar de carrera no quería meter la pata otra vez. Me enteré a comienzos de curso por una sesión informativa y un folleto y me apunté", cuenta Emilio de la Casa, sevillano de 20 años. Forma junto a María Sánchez, marbellí de 18 años, y la sevillana Atenea Melgarejo, de 19 años, el grupo de Antonio Cosío.

Al principio había una cuarta persona, aunque ya no asiste al programa. "He hablado con los otros alumnos-mentores y me han comentado que no ha habido bajas aunque los estudiantes se pueden borrar cuando quieran", explica Cosío. Ninguno de los tres estudiantes tiene intención de abandonar el proyecto antes del fin de curso y recalcan lo conveniente que les parece. "Si tengo un problema me pongo en contacto con Antonio, yo por ejemplo me quería apuntar a una academia y no sabía a cuál, él me orientó", relata María Sánchez quien también afirma: "de cada reunión aprendes algo nuevo".

Los tres estudiantes se reúnen cada 15 días con su alumno- mentor, generalmente por separado porque no tienen los mismos horarios, y éste les informa sobre asuntos puntuales que van desde los distintos itinerarios de la carrera hasta cómo afrontar los exámenes o las ayudas que pueden recibir y el funcionamiento de la biblioteca.

"La última charla ha sido sobre las becas. A mí por ejemplo me gustaría irme a Madrid con una beca Séneca y me ha informado de ésta y también de la otras a las que puedo optar", señala Emilio de la Casa. "Aunque todavía ninguno me ha pedido apuntes; si los necesitan, los tengo", ironiza Cosío que para convertirse en alumno-mentor asistió a un curso de formación que impartió el pasado septiembre el Servicio de Asesoramiento Universitario de la Pablo de Olavide. "Allí nos dijeron que lo que teníamos que hacer es aconsejar a los alumnos y ser lo más objetivos posibles, tampoco se pretende que ellos no trabajen ni ser sus profesores particulares, no podemos poner verdes a los profesores ni decir que una materia es imposible de aprobar, no les influenciamos, les facilitamos el camino aunque está claro que alguna vez se tienen que tropezar".

A Atenea Melgarejo la figura del alumno-mentor le ha servido para "enfrentarse a un mundo nuevo y también para moverme por la universidad". "Yo compagino las dos carreras con los estudios de violín y piano en el conservatorio y Antonio te allana el camino", añade. Los estudiantes señalan que son muchos los universitarios a los que les sorprende el programa y no entienden la función del alumno-mentor. "Muchos se ríen un poco porque no saben lo que es y te preguntan que si tienes un profesor particular o si alguien te presta los apuntes", cuenta María Sánchez. De los tres estudiantes, Atenea Melgarejo es la única que se plantea ser alumno-mentor, para Emilio de la Casa y María Sánchez la función "quita mucho tiempo al estudio". Antonio Cosío piensa repetir experiencia y concluye que si él hubiese tenido la opción cuando empezó la carrera, "me habría apuntado en primero".

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