Unas gafas de sol

La última intervención de Federico Soriano (Madrid, 1961) en Bilbao no cuenta con la espectacularidad del Palacio Euskalduna, pero mantiene el interés del arquitecto por las metáforas aplicadas a la construcción. Si este era un gran barco que homenajeaba la historia del solar que acogió los famosos astilleros, la nueva sede del Ente Vasco de Energía (EVE) en la plaza Bizkaia en pleno ensanche bilbaíno, son unas gafas de sol de última generación que reivindican una solución práctica y seductora para un proyecto plagado de presuntos inconvenientes.

La plaza Bizkaia surgió de la demolición de las instalaciones del colegio Santiago Apóstol, en el centro de Bilbao, junto a la Alhóndiga. En ese nuevo espacio se construyó un aparcamiento subterráneo y se dejó una pequeña parcela de superficie irregular para levantar un edificio de oficinas oficial. El Gobierno vasco se lo ha cedido finalmente al EVE, en una conexión simpática con las reflexiones de Federico Soriano para resolver el proyecto.

El arquitecto madrileño se enfrentaba a un cúmulo de condicionantes. Como resume él mismo: "Un edificio todo dado: la estructura que viene del aparcamiento subterráneo construido anteriormente. Un perfil irresponsable con alineaciones, vuelos y retranqueos impuestos. Un espacio público exterior ya construido, con una imagen y unas vivencias preestablecidas". Sin olvidar las exigencias de altura que su ubicación en el centro de Bilbao imponía a un edificio que se levantaba sobre una planta extraña (de 89,85 metros de longitud hacia la plaza y anchura variable, de 11,61 a 23,25 metros). Y, además, orientado al Oeste.

"No creemos en la arquitectura de condicionantes, sino de condiciones. Todos estos datos tienen que llevar a producir un buen edificio, no un buen revestimiento. Además, las posibilidades de cumplir son infinitas incluso para las decisiones que parecen insalvables", recuerda Soriano. Por ejemplo, la orientación, que en principio es todo un inconveniente. En esa fachada ondulada, el proyecto propone tres pieles de vidrios que permitan crear un colchón climático, sea cual sea la posición del sol.

El edificio finalmente tendrá ocho plantas, con las instalaciones bajo cubierta ya que los sótanos son aparcamientos. En la parte Este, la zona oscura, medianera con el edificio de la Cámara de Comercio, se ubicarán pasillos, escaleras, ascensores y servicios, con lo que los espacios dedicados a oficinas gozarán de la mayor luminosidad, una luminosidad tamizada.

Pero también hay que aprovechar el sol. Esa larga fachada curva puede convertirse en el regulador térmico del edificio, con el uso de placas fotovoltaicas en algunas zonas. Esas capas de vidrio son la referencias visual única y necesitan un tratamiento que no olvide que estamos también ante una obra que busca no sólo la funcionalidad, también la belleza: se ha diseñado un motivo que se serigrafiará en distintas zonas, en función de los rayos solares de cada estación del año y hora del día. Y además, en esa fachada cambiante, de múltiples reflejos, en invierno estos motivos ayudarán a que la luz del sol entre en el edificio.