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La guerra en el siglo XX es el tema de una gran exposición en el CCCB

Los comisarios analizan el antes, durante y después de los conflictos

Ni en contra ni a favor. En guerra, la exposición que entre el 18 de mayo y el 26 de junio se presentará en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) en el marco del Fórum de las Culturas, aborda los conflictos bélicos en el siglo XX intentando mostrar cuáles son sus dramáticas características comunes. "No se centra sólo en el conflicto violento, sino en el sustrato cultural que posibilita la existencia de la guerra", indican el profesor Antonio Monegal y el artista Francesc Torres, comisarios de la exposición.

"Ésta no es una exposición coyuntural", aclara Antonio Monegal. "Está pensada mucho antes de que comenzara la guerra de Irak y no es una respuesta a ningún conflicto en concreto. Se trata de analizar los fenómenos constantes que aparecen en todas las guerras. Para esto nos servimos de todo tipo de soportes, desde pinturas, dibujos, fotografías o películas hasta documentos originales, objetos y grabaciones intentando priorizar los que han sido realizados por los testigos directos del conflicto". Se enmarca en una de las líneas del Fórum, precisamente la que se refiere a la paz. "En el CCCB se pensó que hablar de paz en abstracto era pecar de idealista y que había que llevar la discusión al terreno real".

Francesc Torres justifica el porqué se ha delimitado el tema al último siglo: "Desde el siglo XIX, con la extensión del reclutamiento masivo, la guerra deja de ser cosa de militares. Pero la I Guerra Mundial introduce la aparición de la máquina, con un crecimiento exponencial de la peligrosidad de la guerra, y también la extensión del conflicto más allá del frente de batalla. Cada vez hay más muertos civiles que militares y en estos momentos en un conflicto es más seguro ser soldado que civil. Ya no hay frente de combate; la sociedad puede estar en guerra aunque haya apariencia de paz".

En guerra no tiene un planteamiento histórico ni cronológico, sino que analiza los aspectos que definen la guerra moderna. Se divide en cinco apartados. El primero se refiere a la "socialización de la violencia". "Los niños juegan a la guerra tanto en países en paz como en países en guerra", indica Torres. "Y existe una industria militar y un ejército profesional que está operativo siempre, aunque sea con efectos disuasorios. Además, hay toda una industria del entretenimiento, desde películas a videojuegos, que forman parte del sustrato cultural de la sociedad". Se pasa después a analizar cómo se construye un enemigo. "Para justificar la destrucción y la muerte del otro antes tienes que deshumanizarlo y satanizarlo", indica Monegal. En la exposición, añade, se incluirán numerosos ejemplos, desde chistes sobre "moros" publicados a principios de siglo en España hasta algunos de los discursos de Goebbels sobre los judíos pasando por las grabaciones de los programas de la Radio Televisión Mil Colinas en Ruanda, que en 1994 incitaba y aplaudía la matanza de más de medio millón de personas. "En este apartado también se incluyen los modelos matemáticos que se utilizan para calcular si habrá o no una guerra en función de una serie de variables", añade Torres. "Como las guerras tienen causas muy diferentes, hemos optado por realizar esta abstracción conceptual que además muestra que incluso los elementos subjetivos y emotivos pueden cuantificarse", dice Monegal.

El tercer apartado se centra en el conflicto bélico propiamente dicho. Pero lo divide en dos partes. En una se analiza el entorno de los combatientes en el frente bélico -con la excepcional aportación de dibujos realizados por artistas militarizados que tomaban notas al natural de las batallas- y en la otra se muestra el efecto en los civiles. "Mostraremos la ciudad como frente de batalla y objetivo de guerra, con ejemplos de los bombardeos en Sarajevo, Leningrado, Londres o Kabul", indica Monegal. Este apartado contará también con numerosas obras de artistas de vanguardia que participaron a su vez en el conflicto o lo vivieron de cerca, como Otto Dix, George Grosz o el mismo Picasso.

El penúltimo apartado se dedicará a la victoria o derrota y sus efectos inmediatos en la sociedad, desde represalias a juicios pasando por la firma de tratados o el regreso de los prisioneros. La exposición finalizará con una sección, que incluirá testimonios orales, dedicado a la memoria. "Es un arma de doble filo", dice Torres, porque a veces se utiliza para realimentar nuevos conflictos, lo que "cierra el círculo". "De todas maneras", añade Monegal, "hay cosas que son importantes saber para que no se vuelvan a repetir. Gracias a la memoria constante de lo que significó Hiroshima, por ejemplo, se ha creado un estado de opinión que hace casi imposible el que pueda volver a lanzarse la bomba atómica".

Monegal (izquierda) y Torres, comisarios de la exposición <i>En guerra</i>.
Monegal (izquierda) y Torres, comisarios de la exposición En guerra.TEJEDERAS

La actitud del público

Los comisarios de En guerra son consicientes de que ésta será una exposición de máxima actualidad. En principio se inaugurará con las tropas españolas aún en Irak y el público estará especialmente sensible con el tema. "Esta guerra no ha cambiado el planteamiento de la muestra, pero es evidente que la situación actual afectará a la recepción de los visitantes", indica Monegal. "Intentamos mostrar que las guerras existen y analizar cómo son, por eso supongo que no gustará ni a los que buscan la épica fetichista ni a los pacifistas idealistas", aclara Francesc Torres. Han eludido entrar en el tema del terrorismo porque, indican, "aunque hay elementos comunes con la guerra, también hay muchas diferencias. En el contexto español se entiende que la respuesta al terrorismo es policial y no militar".

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