14 muertos en enfrentamientos entre serbios y albaneses en Kosovo
Los disturbios dejan 300 heridos, incluidos 15 soldados franceses
Los enfrentamientos y la violencia étnica que se registran en Kosovo en las últimas semanas escalaron ayer en la ciudad de Kosovska Mitrovica, dividida entre serbios al norte del río Ibar y albaneses en la parte sur de la ciudad y se extendieron después por todo Kosovo. Al menos 14 personas murieron y más de 300 resultaron heridas, entre ellas 11 soldados franceses de la Fuerza Internacional para Kosovo (Kfor).
Los disturbios comenzaron, según fuentes albanesas, después de que cuatro adolescentes trataran de retornar al pueblo de Qaber, no lejos de Kosovska Mitrovica, intentando huir de un grupo de jóvenes serbios que les perseguían. Tres de los albaneses perdieron la vida al ahogarse cuando trataban de cruzar a nado el río Ibar. El cuarto muchacho albanés logró salvarse y avisó de lo ocurrido a sus vecinos.
La violencia étnica estalló cuando los albaneses que se manifestaban por estas muertes fueron atacados a tiros desde otra manifestación serbia. Fuentes serbias aseguran que los albaneses también abrieron fuego sobre la parte serbia de la ciudad. La primera de las víctimas fatales, Jana Tucev, de 35 años, fue alcanzada por una bala perdida en la terraza de su domicilio en la parte norte de Kosovska Mitrovica. Otra de las víctimas entre los serbios, Borivoj Spasojevic, fue abatido, como se presume, por disparos hechos por un francotirador albanés. Después de varias horas de enfrentamientos, la policía de la fuerza internacional de paz (Kfor) logró dividir a los bandos y declaró el toque de queda en la ciudad, pero la violencia se había extendido ya a distintas localidades. Anoche grupos de incontrolados incendiaban casas y coches, incluidos dos vehículos de la ONU en la capital, Pristina.
El jefe del Gobierno de Kosovo, Bajram Redzepi, exigió a las autoridades internacionales la restitución del orden y el castigo de los culpables de las muertes de los tres jóvenes ahogados. Redzepi también dijo que la violencia desencadenada ayer es una de las consecuencias del atentado perpetrado el sábado 12 de marzo cuando la residencia del presidente de Kosovo, Ibrahim Rugova, fue atacada con granadas, que sólo causaron daños materiales.
El portavoz de la Administración de Naciones Unidas para Kosovo (UNMIK), Derek Chapel, reconoció que los disturbios se extendían también a otras zonas y que las fuerzas de paz "no controlaban la situación". A su vez, el jefe del Gobierno de Serbia, Vojislav Kostunica, convocó anoche una reunión de emergencia de su Gabinete y dijo que exigirá una intervención urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. Kostunica declaró que la única manera de asegurar la supervivencia de la minoría serbia es crear para los serbios de Kosovo una autonomía territorial y política, plan ya rechazado virulentamente por los albanokosovares.
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