Kerry, líder demócrata de EE UU, pide a Zapatero que reconsidere su posición en Irak
El 'número dos' del Departamento de Estado atribuye la derrota del PP a la gestión de la crisis
El candidato demócrata a las presidenciales de EE UU, John Kerry, muy cauto estos días a la hora de hablar del atentado de Madrid y de las elecciones en España, dijo ayer que José Luis Rodríguez Zapatero no debería haber hablado de la retirada de tropas: "En mi opinión, el nuevo primer ministro no debería haber decidido que iba a salir de Irak; debería haber dicho: 'Esto aumenta nuestra determinación de concluir la tarea". Horas más tarde, el hombre que desafiará a George Bush en las elecciones de noviembre pidió a Zapatero en un discurso que reconsidere su posición sobre Irak.
"Estamos atascados en Irak y la administración de Bush mantiene de forma obstinada políticas erróneas que alejan a nuestros aliados", dijo Kerry en una intervención en la universidad de George Washington. "Pero ahora que estamos allí, tenemos la responsabilidad y el interés nacional de sacar adelante un Irak estable y pacíficto. Irse de allí demasiado pronto dejaría atrás un Estado fracasado que se convertiría de forma inevitale en santuario de los terroristas". El líder demócrata añadió: "Pido al señor Zapatero que reconsidere su decisión" de retirar las tropas.
La declaración de Kerry se sitúa en el contexto de la áspera campaña electoral en EE UU y de la fuerte bronca ya abierta entre Kerry y Bush. El demócrata dijo hace una semana que "varios líderes europeos", sin especificar, le habían hecho llegar el mensaje de que le preferían a él en la Casa Blanca que a Bush. La Casa Blanca ha arremetido contra Kerry pidiendo nombres, porque sabe que en la actual situación, buena parte del electorado estadounidense reacciona críticamente a la idea de que los europeos tengan algo que decir sobre las elecciones en EE UU. "Si se hacen acusaciones en una campaña presidencial, hay que respaldarlas con hechos", dijo Bush. Su vicepresidente, Dick Cheney, puso el dedo en la llaga electoral: "Somos nosotros los que vamos a decidir el resultado de estas elecciones, no dirigentes extranjeros anónimos".
Philip J. Crowley, del Centro para el Progreso -el nuevo think tank de Washington cercano a las posiciones demócratas-, interpretó para EL PAÍS la frase de Kerry: "No es tan disonante como puede parecer: creo que el primer ministro electo ha indicado su voluntad de mantener el compromiso de España en Irak si hay un nuevo mandato que garantice el liderazgo de la ONU. Y el senador Kerry ha sido muy explícito sobre la necesidad de un papel más importante para la ONU. O sea, que es un problema de oportunidad, más que de sustancia".
Crowley, que es director de Seguridad y Defensa en el Centro para el Progreso y que fue asesor especial del presidente Clinton para asuntos de Seguridad, destaca el "absoluto compromiso" de Zapatero de luchar contra el terrorismo, entiende que "Zapatero y Kerry probablemente quieren lo mismo, pero abren el debate desde puntos de vista diferentes, como es lógico" y cree que "en última instancia, Kerry refleja lo que muchos sienten, y es que, si queremos que haya éxito en Irak, tenemos que ampliar el respaldo internacional, no estrecharlo; y creo que Zapatero no está en desacuerdo con eso cuando dice que el mantenimiento de España dependerá de que la ONU tenga un papel apropiado en Irak, y hacia ahí es hacia donde vamos".
Por su parte, el número dos del Departamento de Estado, Richard Armitage, dijo a una emisora de televisión de Filadelfia que "el voto que empujó a los socialistas al poder en España, como yo lo veo, fue de protesta de la gente contra la gestión del atentado terrorista por parte del Gobierno español". En una explicación hasta ahora inédita en la Administración estadounidense, estrecha aliada del ex presidente Aznar, Armitage añadió, según la transcripción de la agencia AP: "Probablemente eso fue en parte" lo que facilitó la derrota del PP, que "no comunicó públicamente la información que tenía". Aunque Armitage alabó a Aznar y su posición en la lucha contra el terrorismo -la semana pasada pidió al Congreso que le concediera la Medalla de Oro-, sus palabras reflejan el desconcierto de la Administración de Bush sobre la tardanza del Gobierno español en admitir las pistas sobre Al Qaeda y mantener en cambio durante tanto tiempo la atribución a ETA, incluso hasta el punto de obligar al Consejo de Seguridad a que figurara una mención explícita en la resolución de condena del atentado.
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