'Kairós'
El jueves pasado un espíritu negro atravesó el aula en que daba clase y algunos de mis alumnos ya no fueron los mismos tras su paso. Aitor es uno de ellos. Desde que le conozco ha flirteado con dibujos y expresiones de los abertzales más fanáticos. Pero lo que sucedió esa mañana cambió el sentido que esos signos tenían para él. Quizás se le apareció la Muerte, porque miraba de otra manera cuando me dijo:
-Se irá a hacer algo ¿verdad? Porque ha sido terrible...
Nunca me había hablado con tanta seriedad. Al día siguiente empezó a cruzar mensajes de móvil con adolescentes de otros centros y salieron en cuadrilla a tomar la calle con pancartas improvisadas en cuadernos. En pocas horas, Imanol había pasado de creer que las bombas de Madrid las había puesto ETA a creer que había sido Al Qaeda. Lo que les llevó a actualizar sus gritos: "ETA y Al Qaeda son la misma mierda".
Josune es teóloga. Cuando se lo he comentado, me ha dicho: "Se habla de Kairós como el tiempo de irrupción de Dios que se hace presente. Es un encuentro, una oportunidad. Algunos la dejan pasar. Otros la aprovechan y empiezan a ver la realidad de otra forma. En cierto sentido es como si volvieran a nacer".
Nekane también se sintió muy afectada por el atentado, sobre todo al ver las terribles imágenes en televisión. Acompañó a sus coleguillas en la manifestación. Sin embargo, este lunes oí que comentaba a una compañera: "Nos echaron la culpa a los vascos, como si fuéramos asesinos. Mintieron al decir que había sido ETA. No hay derecho". Las víctimas habían pasado a segundo plano; ahora era ella la ofendida. Las aguas volvían a su cauce.
En estos chavales me parece estar contemplando el drama de la humanidad. Algunos abren los ojos, pero ¿por cuánto tiempo antes de que se les vuelvan a caer los párpados? Vírgenes necias o vírgenes despiertas.
Por unos momentos, el viernes me pareció que amanecía. Que los años de plomo iban a terminar porque una generación de niños se nos había hecho adulta. Pero los vascos tenemos sobrada experiencia de cuán poco dura el paso de la luz entre las nubes.
Ya no estoy segura, mirando a los ojos de Imanol y de Nekane, de que el solsticio que estamos viviendo represente el retorno de la luz o el comienzo de unas tinieblas más espesas. Sé que eso depende de nosotros. De que aprovechemos o dejemos pasar la oportunidad que se nos abrió después de este domingo electoral y, sobre todo, el pasado jueves. El día que todos vimos en televisión el ángel Novus de Benjamín con sus negras alas extendidas.
Quisiera creer que hemos votado sosteniéndole la mirada en vez de intentar huir de él. No dejemos pasar esta oportunidad.
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