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Los comerciantes sabían antes de lograr el solar que no liderarían El Boulevard

El Ayuntamiento condicionó la venta del suelo a que el comercio local gestionara el centro

Los comerciantes de Vitoria que intervinieron como impulsores del macrocentro comercial El Boulevard sabían desde antes de que el Ayuntamiento de Vitoria adjudicara directamente a la sociedad promotora los terrenos sobre los que se asienta el complejo, en agosto de 2000, que no iban a liderar el proyecto. Esta era una de las condiciones que habían impuesto los grupos municipales para acceder a la concesión del terreno sin mediar un concurso público. El Ayuntamiento veía en la integración y la participación de los minoristas en la gestión de El Boulevard junto a los otros promotores, ING Real State y Eroski, una forma de proteger al pequeño comercio local frente al desembarco anunciado por las grandes superficies en la capital alavesa.

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Los representantes de los minoristas, agrupados en la sociedad Inalcosa, comparecieron ayer ante la comisión municipal que investiga la venta de este centro, inmediatamente después de inaugurarse, a una gestora de inversiones del grupo holandés ING. La operación deja a los comerciantes locales sin la participación minoritaria que tenían en la propiedad del complejo.

El coordinador de Inalcosa, Jesús Sánchez Rebollar, reconoció que la sociedad que representa no habló en ningún momento ni con el alcalde Alfonso Alonso, uno de los impulsores del centro, ni con el resto de partidos sobre el cambio de condiciones y la pérdida de poder de decisión de los comerciantes, a pesar de que el convenio para la cesión del suelo estaba próximo a rubricarse. Con la entrada en 2000 de Eroski e ING Real State como socios de la empresa promotora, los minoristas se quedaron sólo con el 30% de su capital. Sánchez Rebollar dio por hecho que el Ayuntamiento sabía lo que ocurría a través de las reuniones que mantuvo la promotora con técnicos municipales para tratar cuestiones como los accesos. "Nos imaginamos que los políticos ya tenían conocimiento de la situación a través de esos técnicos", adujo. Estas explicaciones enojaron ayer a la oposición, que reprochó a Inalcosa su actitud.

El Ayuntamiento impulsó la construcción de El Boulevard con la premisa de que el comercio minorista fuera partícipe de la gestión. Todo el proceso se remonta a 1998, cuando el anterior alcalde José Ángel Cuerda compró a Sidenor por 2.700 millones de las antiguas pesetas el solar sobre el que se asentaba su acería, unos terrenos de 132.600 metros cuadrados en el barrio de Zaramaga. El objetivo era suprimir la planta siderúrgica del caso urbano y los problemas medioambiental que ocasionaba.

Cuerda no dio destino al suelo porque su mandato tocaba a su fin. La llegada de Alfonso Alonso a la alcaldía, en junio de 1999, reactivó la cuestión. El nuevo alcalde propuso al grupo de comerciantes que venía presionando por una terreno para el centro comercial que querían liderar que se unieran a Eroski, a la búsqueda también de un emplazamiento para sustituir su anticuado hipermercado. Logrado el acuerdo, Alonso anuló el convenio de 1998 y rubricó otro en agosto de 2000 entre el Ayuntamiento, los promotores del centro y Sidenor, para adjudicar directamente los terrenos, evitando la subasta pública. En él se devolvía el suelo a la empresa siderúrgica con la condición de lo vendiera a la promotora constituida por los comerciantes (Inalcosa), Eroski e ING Real State. Ésta abonó 7.100 millones de pesetas por los terrenos, de los que 2.886 fueron al Ayuntamiento, condicionados a destinarlos a la mejora de los accesos al centro comercial, y los 4.194 restantes a Sidenor. Todos los partidos, excepto Euskal Herritarrok, apoyaron la operación.

Sin embargo, los acontecimientos han puesto en entredicho el fundamento de toda la operación de apoyar al comercio local. A los tres meses de inaugurarse en noviembre, el centro se ha vendido a ING con unas plusvalías de 30 millones de euros para los promotores. La venta ya se pactó en julio de 2003, pero hasta el pasado mes de febrero no trascendió. Se hará efectiva en abril debido a una serie de cláusulas que se introdujeron en el contrato privado entre los compradores y los vendedores.

Las comparecencias ante la comisión de investigación han revelado que los promotores eran conscientes de que si el centro funcionaba bien se vendería rápidamente para sacarle un rendimiento económico. El representante de Eroski, José Miguel Fernández de Astobiza, indicó ayer que la venta de este tipo de centros es moneda corriente en el sector y que ese escenario se contempló durante las negociaciones con los otros dos socios. Astobiza reforzó su argumento con el dato de que el 80% de los centros se vende a fondos de inversión.

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