Muere un anciano en un incendio iniciado por una colilla en un geriátrico de Canet
Un anciano de 78 años murió ayer y otro de 94 sufrió quemaduras de consideración en el incendio de la residencia geriátrica Sant Roc, de Canet de Mar (Maresme), provocado por una colilla mal apagada. El fuego se inició el martes de madrugada, sobre las 2.30 horas, en una habitación de la tercera planta del centro. La colilla prendió fuego a las sábanas y las llamas se extendieron por la habitación. Los responsables del centro evacuaron inmediatamente a los residentes.
Rafael O., que presuntamente fumaba el cigarrillo, falleció y su compañero de habitación tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital de Vall d'Hebron, donde ingresó con quemaduras en el 35% del cuerpo y pronóstico reservado. El resto de los ancianos de la planta, un total de 18, fueron desalojados y trasladados a los hospitales de Calella y Mataró. Los 10 ingresados en Calella y seis de los ocho de Mataró fueron dados de alta a lo largo de la mañana, y los dos que permanecieron en observación en la capital del Maresme abandonaron el hospital por la tarde.
El director del Instituto Catalán de Asistencia y Servicios Sociales (ICASS), Martó Masferrer, y la primera teniente de alcalde de Canet de Mar, Ibis Puig, confirmaron ayer que la causa del incendio había sido una colilla. Según Masferrer, la rápida intervención de los cuerpos de seguridad evitó que el fuego se expandiera. "El edificio no ha sufrido daños estructurales, por lo que la planta podrá ser ocupada en los próximos días, en cuanto se haya limpiado la habitación", aseguró.
El geriátrico Sant Roc, que dispone de 181 plazas distribuidas en dos edificios, es un centro privado colaborador de la Generalitat y tiene con el ICASS un convenio de 119 plazas públicas. En el momento del accidente, la residencia tenía ocupadas un total de 172 plazas.
La noche del martes, la mayoría de los residentes sólo oyeron un ruido extraño y poco más. ayer por la mañana, salvo el revuelo provocado por la presencia de la prensa, la vida en la residencia había recuperado su normalidad. En la avenida del Maresme, donde se encuentra situada la residencia, los vecinos miraban con curiosidad y comentaban lo sucedido. "Me despertaron las luces de la ambulancia y me asusté", comentaba Maria Dolores, que vive justo al lado de Sant Roc.
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