Adiós, Patricia
La comunidad polaca se reúne en una parroquia para despedir a los cuatro compatriotas muertos en el atentando: un bebé de siete meses, su padre y dos mujeres
Más de 600 polacos que viven en Madrid celebraron ayer una misa a las cinco y media para despedir a sus compatriotas fallecidos en el atentado: el bebé Patricia, de siete meses, su padre Wieslaw Rzeca, de 34, Alina Brik y Danuta Szpila, ambas de 40. Seis polacos más permanecen ingresados en distintos hospitales de Madrid.
Entre ellos, Yolanda, la madre de Patricia. Ella y su marido tenían pensado volver a Polonia en junio. Todavía no sabe que su hija y su marido han fallecido y que ayer se estaba celebrando un funeral por ellos en la misma ciudad donde está ingresada. "Esta mañana [por ayer] Yolanda me ha preguntado que si había visto ya a Patricia y que qué tal estaba. Le he dicho que bien", contaba el padre Mariam, el sacerdote polaco que se ha ocupado de Yolanda y su bebé todo este tiempo.
En su funeral, en la parroquia Nuestra Señora de la Paz, ocho sacerdotes polacos oficiaron en su idioma la misa por los difuntos. La parroquia estaba a rebosar. Habían venido de Madrid y alrededores. La mayoría eran jóvenes. Tenían los ojos llorosos. Desconocían a las víctimas, pero habían sentido la tragedia como propia. "Estamos muy lejos de nuestras casas y de nuestras familias y todo esto se hace mucho más duro", aseguraban en la puerta del templo.
No había, en cambio, ningún familiar de los fallecidos. Excepto Kati, la tía de Patricia y hermana de Yolanda. Escuchó la misa desde la sacristía. No quería que ningún periodista le abordase. No se siente con fuerzas para seguir hablando de su tragedia. Durante los primeros días soportó sola, sin ningún otro familiar, todo el drama que ha devastado a su gente.
Llegan los familiares
El sábado llegó una hermana de Kati y Yolanda desde Polonia para apoyarlas. Tenía planeado su viaje a España desde mucho antes de que ocurriese el atentado. Había salido el jueves en autobús y sólo cuando llegó a Madrid el sábado supo que su sobrina y su cuñado habían muerto. Desde Polonia ha llegado también el hermano de Wieslaw para ocuparse de su repatriación.
Las otras dos víctimas mortales Alina Brik y Danuta Szpila no tenían ningún familiar en España. Alina tiene dos hijas en Polonia de 12 y 14 años. Fueron los compañeros de piso de Alina y Danuta, polacos también, los que avisaron de su desaparición tras el atentado. También la familia de estas dos mujeres han venido a España para ocuparse del traslado de sus cuerpos.
Pero hasta que han llegado los familiares de Alina y Danuta, la asociación polaca en Madrid Nasz Dom (Nuestra Casa) se ha ocupado de todo el papeleo. Esta asociación ha abierto una cuenta en Caja Madrid para centralizar los donativos que puedan aliviar los gastos derivados por el atentado a estas familias.
"Nuestos compatriotas vinieron a España para realizar sus sueños de un futuro mejor y estos sueños se han convertido en pesadilla", señaló ayer el padre Eugenio en la misa. El sacerdote pidió a sus compatriotas que no hubiera "venganza".
Pero los polacos que ayer se acercaron al funeral estaban consternados. "No entendemos bien qué está pasando. Pensábamos que España era un país seguro y nos estamos dando cuenta de que no es así", contaba Monica Siembab, de 23 años, que vive en Madrid desde hace dos años.
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