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MATANZA EN MADRID | Funerales

María Eugenia no llegó a su entierro

Ninguna angustia se le ha ahorrado a la familia de María Eugenia Ciudad-Real Díaz, muerta en Atocha. Tras buscarla en vano tres infinitos días por todos los hospitales, la familia consiguió que les hicieran la prueba de ADN el sábado por la tarde en La Almudena. A las 22.00 se mostraron por ordenador a la madre y a una amiga imágenes de un jersey, y horas después se dio vía libre al entierro, que quedó fijado para las 17.00 de ayer en Leganés. El cuerpo, según los familiares, tendría que haber llegado por la mañana al tanatorio de esa localidad.

Pero eran en el cementerio las 19.30 y la familia y casi un centenar de allegados recibieron la noticia de que María Eugenia no llegaría. El Ayuntamiento de Leganés se ofreció a hospedar a los forasteros, pero muchos debían trabajar hoy en su lugar de origen y ya no estarán en el sepelio, que está previsto pueda celebrarse hoy.

"Ha faltado un oficio de la Policía Científica con los datos definitivos del ADN", explicaron anoche a este periódico fuentes de la Empresa Mixta de Servicios Funerarios. "Ante la no total concordancia entre la madre y la amiga de la chica sobre si el jersey pertenecía realmente a María Eugenia, se decidió extremar la minuciosidad del procedimiento".

La familia Ciudad-Real no veía ayer el final del túnel, aunque confiaba en que todo se resolviese hoy. "Han sido durísimos estos días de no encontrar rastro de ella", dice Francisco, hermano de María Eugenia. "Y ahora que ya parecía que todo acababa, la espera en el cementerio nos ha vuelto a poner en la incertidumbre: más de una vez hemos pensado esta tarde que realmente nunca íbamos a enterrar a María Eugenia".

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