El servicio secreto CNI sospechó desde primera hora de la implicación de la red de Bin Laden

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) apostó desde ayer por la mañana por la implicación de la organización Al Qaeda en la cadena de atentados de Madrid, según indicaron anoche fuentes gubernamentales.

Las mismas fuentes reconocieron que en un principio la hipótesis manejada por el servicio secreto no fue tomada en cuenta, ya que los responsables del Ministerio del Interior estaban convencidos de la autoría de ETA.

Sólo por la tarde, tras el descubrimiento de una furgoneta con detonadores y una grabación en árabe con versículos del Corán, empezó a barajarse la posibilidad de que la matanza fuese obra de terroristas islámicos.

Las fuentes consultadas indicaron que el servicio secreto se basaba más en su análisis de la información disponible que en la existencia de datos concretos.

No obstante, incluso quienes ayer por la mañana se mostraban más seguros de la implicación de ETA, reconocían algunos puntos débiles en su planteamiento. El primero era la falta de al menos un intento de aviso antes de que explotasen los artefactos, como en ocasiones anteriores.

Pero el principal se derivaba de las propias características del atentado, en cuya ejecución debieron participar una docena de personas como mínimo, lo que se contradice con la debilidad que se atribuye a la organización terrorista. Las Fuerzas de Seguridad españolas y la policía francesa mantienen bajo vigilancia a un buen número de etarras inactivos, los llamados taldes de reserva, y en las últimas semanas no se observó ningún movimiento sospechoso y menos aún de las dimensiones del requerido por la cadena de atentados de Madrid.

"Si realmente la masacre es obra de ETA", admitía ayer un experto en la lucha antiterrorista, "se trata de una ETA absolutamente diferente a la que conocemos". La sensación era de absoluto desconcierto.