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Reportaje:

Todo incluido por nueve euros más

La fórmula por la que los hoteles cubren todas las necesidades del cliente empieza a penetrar y preocupa al sector turístico

Lluís Pellicer

A los habitantes de la zona comprendida entre Tossa de Mar (Selva) y Calella (Maresme), este verano les resultará más barato alojarse en un hotel que permanecer en su casa. A las bajas tarifas que los empresarios ofrecen por la pensión completa, que el año pasado llegó a ser de 16 euros, sólo basta añadir nueve euros más al día para cubrir el resto de las necesidades. Este precio incluye tentempiés, helados, bebidas y servicios de animación y relajación. La fórmula todavía no ha alcanzado una amplia penetración; pero, a juicio de los profesionales del sector, puede extenderse rápidamente, puesto que los operadores extranjeros reclaman que los hoteles adapten su oferta a estas exigencias.

Los empresarios advierten del peligro de convertir Cataluña en un destino de baja calidad

"En una zona donde los precios están demasiado devaluados, ¿cómo nos van a pedir que lo ofrezcamos todo por nueve euros?", se quejaba un hotelero de Lloret que participó en la I Jornada Técnica sobre el Mercado Europeo de Viajes Turísticos, organizada por el Patronato de Turismo de la Costa Brava en Caldes de Malavella (Selva). "Con esta cantidad pretenden tenerlo todo. Supongo que los hoteles que lo hacen les deberán de dar bebida de garrafón y marcas baratas... Si no, ¿cómo cubren los gastos?", se preguntaba.

El todo incluido es un régimen de alojamiento que tiene su origen en el boom turístico que experimentaron los países del Caribe a comienzos de la década de 1990. Una parte de los nuevos complejos se ubicaron en zonas vírgenes y aisladas de los núcleos de población, por lo que sus huéspedes no tenían otra posibilidad que acudir al hotel para todas sus compras. Esta circunstancia obligó a los operadores turísticos a lanzar paquetes con todos los servicios incluidos para seguir atrayendo a clientes interesados por estas zonas.

La fórmula, originada por necesidad, ha acabado expandiéndose al resto de los destinos turísticos como obligación. "En España, se introdujo a través de Canarias y Baleares, y ahora ha empezado a penetrar a Cataluña. Esta fórmula aún no está bien desarrollada, porque estamos en la comunidad que recibe menos turistas por operador. Sin embargo, éstos copan las camas de algunas zonas, por lo que no es extraño que Lloret y Calella hayan sido pioneras en la llegada de este fenómeno", explicó el presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería y Restauración de Cataluña, Joan Molas.

Aunque hoy aún son pocos los hoteles que ofrecen este servicio, la posibilidad de que se generalice asusta al sector. Un estudio de la consultora internacional Euro Marketing Connections asegura que los operadores extranjeros reclaman más hoteles en la Costa Brava que ofrezcan estos servicios. "Los mayoristas valoran la proximidad a Barcelona y el hecho de que los precios sean asequibles, pero consideran negativo que la zona tenga una imagen de turismo barato, que haya escasez de hoteles de cinco estrellas y que falten hoteles con este régimen de pensión", afirmó la presidenta de la consultora, Gabrielle Friederich.

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Los defensores de este nuevo producto convienen en que se adapta a las nuevas necesidades de los turistas, que buscan la máxima seguridad económica para sus vacaciones. "Esta tendencia permite que las familias alemanas, por ejemplo, puedan calcular el precio real. Es decir, pueden hacer un presupuesto completo al poder calcular todo lo que se van a gastar durante el viaje", afirmó el director del Centro Turístico del Automóvil Club Alemania (ADAC), al que están asociadas 15 millones de familias de ese país.

Uno de los principales grupos europeos, Neckermann, ha anunciado su intención de ampliar la oferta en Cataluña a causa del interés suscitado entre sus clientes.

En contra del nuevo sistema, está el pánico que sufren los restauradores y los pequeños empresarios de servicios complementarios. Un municipio de la Costa Brava, por ejemplo, puede llegar a multiplicar por cinco su población. Y aun así, las terrazas de chiringuitos y heladerías y los restaurantes podrían quedar vacíos. Los hoteles concentrarían todas estas actividades, prestándolas a precios módicos. "De media, este servicio cuesta unos nueve euros más". El paquete parte de la pensión completa. Cuando el comedor está cerrado, si los clientes tienen hambre les damos un snack-pack y helados. También pueden beber lo que quieran a partir de las diez de la mañana y hasta medianoche. Y finalmente pueden acceder a servicios como sauna, animación y jacuzzis", explica el director del hotel Osiris de Calella, Jordi Agulló.

Los mayoristas españoles creen que la aplicación de esta modalidad en España es "un disparate". "Se ha desvirtuado por completo. Y nosotros no podemos competir en precios con Croacia o Túnez. Nuestro atractivo es que disponemos de una buena oferta complementaria, algo que no tienen estos países", advirtió el secretario general de la Asociación de Mayoristas de Agencias de Viajes Española, Ruperto Donat.

Lo que más preocupa al sector es que las cuentas no vuelven a salir. El todo incluido funciona en el Caribe, donde las partidas de gastos son bajas. También en las regiones turísticas emergentes del Mediterráneo. Pero no en Cataluña, donde los costes de producción son mucho más altos. Los profesionales advierten de que ello supone otra reducción de los márgenes empresariales y una menor inversión en la mejora de sus instalaciones, un peligro que al final puede volver a relegar a algunos de estos núcleos de ocio internacional de la costa a la cola de los destinos mediterráneos en cuanto a calidad.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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