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La UE crea la tarjeta sanitaria común para atender a los viajeros

El documento empezará a implantarse a partir del 1 de junio

Los turistas de la UE podrán recibir a partir del 1 de junio atención sanitaria en cualquiera de los 15 países de la UE con sólo presentar una tarjeta sanitaria europea, cuyo fin es acabar, antes de concluir 2005, con el papeleo que ahora se exige para recibir tratamiento fuera del país de residencia. La tarjeta, aprobada ayer por el Consejo de Ministros de la UE, fue presentada como un ejemplo de una Europa hecha para los ciudadanos. Más prosaicas, fuentes de Bruselas hablaban de "acabar con un galimatías de formularios".

En la actualidad, el europeo que viaje por cortos espacios de tiempo a un país de la UE debe, teóricamente, hacerlo acompañado del llamado formulario E-111. Este documento debe presentarse en caso de que necesite atención médica en algunos países.

La realidad es que no hay norma fija y cada país tiene un diferente sistema propio de reconocimiento de los derechos de los ciudadanos comunitarios a la atención médica. En el Reino Unido, un país de poca burocracia, basta con que el viajero se presente en el hospital y proporcione su número de seguridad social para recibir atención. Lo que no quiere decir que el Estado, aparentemente tan desprendido, no cobre por el servicio prestado al de procedencia del viajero. Es su administración sanitaria la que se entiende con el organismo de enlace correspondiente, en el caso español es el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).

La tarjeta ayer aprobada en el Consejo de Ministros de Empleo, Política Social, Sanidad y Consumidores elimina desde el próximo 1 de junio el formulario E-111, el que debe llevar cada turista prevenido. La tarjeta, del tamaño de una de crédito o similar a las sanitarias españolas, contendrá el nombre del usuario, su número de identidad personal y un código que identifique al organismo de seguridad social que le respalda.

El nuevo documento empieza modestamente, con una cobertura sólo para turistas, pero se pretende que antes del 31 de diciembre de 2005 sustituya a todos los demás formularios (correspondientes a trabajadores desplazados, parados en busca de empleo, profesionales de transporte, estudiantes, gentes del mar...), creadores de un galimatías de papeles que se ve agravado al chocar con las burocracias de los distintos países.

Para más adelante, idealmente no más tarde de 2008, la tarjeta alcanzará su objetivo más ambicioso al convertirse en inteligente e incluir datos con el historial sanitario del titular. Se necesitará este tiempo para instalar lectores electrónicos en cada lugar en que puede presentarse una persona necesitada de atención médica.

La tarjeta fue aprobada ayer no sin vencer la resistencia de algunos países, que carecen de ella en su práctica cotidiana o recelan de las tarjetas de identidad. España, que no tiene problemas en ninguno de los dos campos, ha sido uno de los más decididos promotores de la idea, por su experiencia en la materia y como país que cada año recibe más de 40 millones de ciudadanos de ámbito europeo.

La directora general de Cohesión y Alta Inspección, Ana Sánchez, explicó ayer que con la tarjeta se evitará, por ejemplo, que cada vez que un turista emprenda un viaje tenga que hacer colas y papeleos cada vez. "Su objetivo es que tenga continuidad en el tiempo, de manera que sirva para quienes realizan muchos viajes al año, o para los que hacen uno, pero de mayor duración, como, por ejemplo, los turistas ingleses que pasan dos meses en Canarias en invierno", indicó Sánchez.

El documento será válido en todos los países con los que la Seguridad Social haya firmado acuerdos de atención mutua, "que en el caso de la UE son todos", añadió. El encargado de facilitar las tarjetas será el INSS, que es el organismo que ahora extiende los certificados para los viajes.

El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi.
El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi.RICARDO GUTIÉRREZ

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