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Reportaje:

El botín de Aristide

El presidente haitiano escondía 350.000 dólares en efectivo en la mansión presidencial, descubiertos por saqueadores en una caja fuerte

Juan Jesús Aznárez

El depuesto presidente haitiano, Jean Bertrand Aristide, el cura de los pobres cuando parecía preocuparse por ellos, escondía en su mansión de Puerto Príncipe 350.000 dólares en billetes de cien, una fortuna en un país con el 83% de sus compatriotas en la miseria, ganando un dólar al día. El dinero fue destapado por la turba que asaltó su residencia horas después de que partiera hacia el exilio, el domingo, conminado por EE UU y bajo escolta de marines.

Dos de las cajas fuertes ocultas en una habitación secreta de la vivienda del ex sacerdote de la Teología de la Liberación, construida debajo del salón principal, estaban vacías, probablemente vaciadas durante las horas previas a la partida. Una tercera contenía documentación y en la cuarta fueron hallados fajos de billetes de cien dólares, mohosos y casi podridos la mayoría, porque habían sido guardados en el húmedo y corrosivo ambiente del disimulado sótano.

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Cabe suponer que el ex presidente y su esposa, una abogada de origen haitiano y nacionalidad norteamericana, únicamente se llevaron el dinero en buen estado. No había recibos que identificaran el origen de la cantidad abandonada. Los saqueadores de la mansión, con dos plantas y 20 habitaciones, situada en la periferia de Puerto Príncipe, procedían, en gran parte, de los míseros barrios circundantes. El mobiliario, las pinturas, alguna botella de champán Don Perignon y la biblioteca fueron pasto de intrusos que actuaron como pirañas.

Un piano de cola de difícil transporte quedó varado en el jardín y hecho astillas. La habitación de los caudales no fue descubierta durante la primera batida, pero en una posterior, más minuciosa, apareció. Derribada la pared de acceso, las cuatro cajas fueron abiertas a mazazos. Uno de los saqueadores confesó a David Adams, corresponsal del diario St. Petersburg Times, que no daba crédito a sus ojos: "Me dio asco". El padre Aristide, por quien había votado, fue pobre, pero no parecía dispuesto a seguir siéndolo.

La oposición, en cuyas filas abunda gente de negro expediente y presuntamente ladrona, dice que se hizo rico durante sus 10 años en la política o la presidencia, y que abrió cuentas en el extranjero con dinero escamoteado al erario público. Un narcotraficante haitiano sentenciado en Miami a 27 años de cárcel le incriminó en un negocio de millonarias comisiones, y el alto funcionario norteamericano Roger Noriega afirmó en su día que "el 50% de la cocaína que entra a EE UU transita por Haití".

Gerald Pierre Charles, líder de Convergencia Democrática, que agrupa a la oposición, sostiene que por las manos de Aristide pasaron parte de los 120 millones de dólares adeudados a Haití por las compañías telefónicas norteamericanas por enlazar sus llamadas con la red estatal de teléfonos.

REUTERS
REUTERS

Linchamiento de un seguidor de Aristide

Un hombre acusado de formar parte de los escuadrones de la muerte del depuesto presidente Jean Bertrand Aristide fue asesinado brutalmente el miércoles por fuerzas rebeldes en Petit Goave. En la foto de arriba, el detenido es trasladado en una camioneta. Después es sacado a golpes a la calle, donde lo rematan con un machete, y luego lo queman con neumáticos.

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