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José Antonio Corrales recibe el Premio Camuñas de Arquitectura

El arquitecto José Antonio Corrales (Madrid, 1921) recibió ayer el XI Premio Antonio Camuñas de

Arquitectura en reconocimiento "a la calidad y alto nivel alcanzado a lo largo de su fecunda vida profesional y a su constante actitud en defensa de la arquitectura y sus valores", según el jurado. La Fundación Antonio Camuñas (www.fundacioncamunas.org) organiza cada dos años estos galardones, entregados desde 1985 a Candela, Cano Lasso, Sáenz de Oiza, Chueca Goitia, De la Sota, De La-Hoz Arderius, Fisac, Peña Ganchegui, Picardo y Carvajal.

"Propugno una arquitectura específica, que tenga la máxima atención a cada geografía, programa e historia, por encima de modas y tendencias, una arquitectura concreta para paliar el efecto global de las arquitecturas tecnológicas y espectaculares", declaró Corrales en la presentación del premio. "La actual arquitectura espectacular responde al deseo de la sociedad y la Administración, el promotor pide publicidad y el arquitecto se la suele dar".

Corrales sigue en activo y se presenta a concursos ("los pocos que hay, ya que se prefieren los concursos de proyecto y obra; el arquitecto está tutelado por las constructoras, desgraciadamente") tras 50 años de profesión, 40 de ellos en colaboración con el arquitecto Ramón Vázquez Molezún (1922-1993). "Éramos una pareja libre, independiente, con gran libertad, cada uno en su estudio, con obras propias o conjuntas".

Heterodoxos

El jurado, formado por Mariano Bayón, como presidente, José Ignacio Linazasoro, José Manuel Sanz Guerrero y Carlos Rubio, secretario, destacó por unanimidad el rigor arquitectónico que tiene en cuenta los aspectos sociales, económicos, estéticos y tecnológicos. Entre sus obras figuran desde los años cincuenta el pabellón de España en la Exposición Universal de Bruselas, el parador de Sotogrande, la Casa Huarte, el Bankunión (Madrid), viviendas en el polígono de Elviña (A Coruña) y el edificio auxiliar de Banco de España. En la actualidad construye una torre familiar en Sitges, de un "cubismo funcional expresivo". "Sigo soñando y tengo capacidad y vocación para hacer todavía algo mejor".

Corrales señaló que, con Vázquez Molezún, nunca han seguido una tendencia. "Hemos estado bordeando las fronteras, por eso nos han llamado heterodoxos". "Salimos de la escuela dispuestos a renovar en una época de autarquía, y hemos conservado esa austeridad. Ahora la arquitectura española tiene una falta de austeridad y rigor, con una exhibición de materiales y lujos que no acabo de comprender". Varios de sus edificios sufren abandonos, como el pabellón de Bruselas reconstruido en la Casa de Campo de Madrid, el instituto de Herrera de Pisuerga, que ha sido demolido, y la residencia de Miraflores de la Sierra, "transformada en un cortijo andaluz".

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