Detenidos tres espías rusos por matar a un líder checheno en Qatar
Moscú niega toda implicación en el atentado que costó la vida a Yandarbíyev
Tres agentes de los servicios de espionaje ruso han sido detenidos en el emirato de Qatar, donde se les acusa de estar involucrados en el atentado que costó la vida al dirigente separatista checheno Zelimján Yandarbíyev el 13 de febrero. Rusia ha negado tener nada que ver en el suceso y ha protestado formalmente por la detención. El ministro de Exteriores ruso, Ígor Ivanov, calificó el hecho de "provocación".
El escándalo, en la mejor tradición de la guerra fría, salió a la luz ayer cuando el ministro de Exteriores en funciones de Rusia, Ígor Ivanov, dio a conocer simultáneamente tanto la protesta oficial como la detención, que, según dijo, se produjo en la noche del 18 al 19 de febrero. El embajador de Qatar en Moscú fue convocado ayer al Ministerio de Exteriores, donde le fue transmitida la posición oficial rusa.
Según Ivanov, los tres detenidos, uno de los cuales tiene pasaporte diplomático, se encontraban "destinados" en la Embajada rusa en Qatar. Residían en este país "legalmente" y "cumplían tareas de carácter informativo y analítico relacionadas con la lucha contra el terrorismo internacional", dijo el ministro. Los agentes, añadió, ejecutaban su cometido "sin transgredir la ley" de Qatar.
Ivanov acusó a las autoridades de Qatar de haber utilizado armas y "fuerza bruta" en la detención, sin informar de ella a la Embajada rusa. El ministro dijo que los contactos con las autoridades del emirato indicaban que éstas "intentan acusar a los ciudadanos rusos del reciente atentado contra el conocido Zelimján Yandarbíyev". Rusia, reiteró, "no tiene nada que ver con el citado incidente".
Yandarbíyev fue la máxima figura del independentismo checheno tras la muerte de Dzhojar Dudáiev en un atentado en 1996. Desde hace tres años vivía exiliado en Qatar. Su muerte y la de dos personas más se produjo a causa de la explosión de una bomba debajo de su coche.
Rusia vincula a Yandarbíyev con el secuestro de los rehenes en el teatro Dubrovka de Moscú, en otoño de 2002, ya que, según conversaciones interferidas por los servicios de seguridad rusos, los secuestradores conversaron con él desde sus móviles. Moscú había logrado poner el nombre de Yandarbíyev en las listas negras internacionales de los sospechosos de terrorismo y de relaciones con Al Qaeda. Pero no había logrado que Qatar accediera a la extradición del separatista.
Para justificar las actividades de espionaje en Qatar, Ivanov manifestó ayer que en aquel país existen diferentes fondos vinculados con la financiación de organizaciones terroristas y de carácter religioso extremista. "Todos los servicios secretos rusos, al igual que los de otros países, se dedican a la lucha contra el terrorismo internacional". Esta actividad "está totalmente justificada y, en el caso dado, se realizaba de acuerdo con la legislación del país", afirmó.
El servicio de espionaje ruso no quiso ayer añadir nada a las declaraciones de Ivanov. Antes, había hecho saber que oficialmente el último atentado político del que se responsabilizan ocurrió en 1959. La víctima fue el nacionalista ucranio Stepán Bandera, asesinado con una ampolla de veneno preparada en los laboratorios del KGB.
La mayoría de los moscovitas justifican el asesinato de los sospechosos de terrorismo, según una encuesta telefónica realizada ayer por la emisora El Eco de Moscú. De 3.538 llamadas, el 56% sostuvo esta opinión y el 44% la contraria.
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