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La provocadora estética de Leigh Bowery revive en una exposición

Pelucas para el pelo púbico, corsés para realzar la oronda barriga, artesanales trajes con lentejuelas, mallas con pantalones de pata de elefante, maquillajes exóticos, imposibles plataformas, máscaras... Por lo que explican, la aparición de Leigh Bowery (Australia, 1961-Reino Unido, 1994) en los clubes londinenses de los ochenta causaba furor por su provocadora estética en la que combatía, a su manera, los estereotipos sobre la belleza. El Museo Textil y de la Indumentaria de Barcelona, centro que ha iniciado una reorientación hacia el diseño de moda más actual, presenta hasta el 23 de mayo una pequeña retrospectiva de la obra de este creador que falleció, tras contraer el sida, hace diez años sin imaginarse que su vida y estética serían motivo de biografías, un musical (Taboo, interpretado por Boy George), documentales y una gran retrospectiva que se presenta en el Museo de Arte Contemporáneo de Sidney.

El que fuera uno de los modelos preferidos de Lucian Freud -su enorme y gruesa figura desnuda protagonizó muchos de los cuadros de los años noventa- se instaló en Londres en 1980 después de haber estudiado diseño de moda en Melbourne. Comenzó a frecuentar los clubes nocturnos londinenses y poco a poco sus espectaculares vestidos y las performances que realizaba en discotecas y galerías de arte fueron situándolo como punto de referencia de la escena de club, tan de moda hoy en día a través de las revistas de tendencias, en las que se combina la música, el diseño, la moda y el arte.

Artefacto cultural

"Bowery utiliza su cuerpo para elaborar un discurso crítico. En pleno apogeo de las top models, él explica que el cuerpo es un artefacto cultural y que la belleza es una convención", indicó ayer Xabier Arakistain, comisario de la exposición, en la que ha contado con la colaboración de Nicola (Baterman) Bowery, ayudante y esposa del artista. Arakistain y Nicola Bowery, ataviados de manera que hubiera encantado al performer, presentaron ayer esta muestra que ya ha podido verse en Bilbao y que recorre su trabajo a través de 12 vestidos, una hora y media de vídeos que recopilan algunas de sus performances, documentos y fotografías de autores como Annie Leibovitz, Nick Knight, Fergus Greer y Johny Rozsa.

Según explicó Arakistain, el lema de uno del club Taboo, del que Bowery fue el responsable y animador, rezaba así: "Vístete como si tu vida dependiera de ello, y si no no te molestes". Lo aplicó en una época, los felices ochenta, en la que una manera de escapar de la mano férrea de Thatcher era entregarse en cuerpo y alma a la diversión y la noche. "Entonces, en Londres, mucha gente se rebelaba contra Thatcher, pero también era fácil vivir de los subsidios, por lo que tenían tiempo para estar en casa preparando cosas para la noche", comenta Nicola Bowery. "El tema no era ganar dinero sino gastar el que tenías en un modelito. Ahora la gente quiere ganarlo, no gastarlo".

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