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El empleo de calidad gana terreno al comercio y la hostelería en creación de puestos de trabajo

La ocupación industrial baja del 40% al 27% en 30 años por la externalización de servicios

Cataluña ha asistido en los dos últimos meses a un goteo de cierres y traslados de empresas foráneas que se ha llevado por delante poco más de 1.000 puestos de trabajo. Pero el telón de fondo comienza a ser esperanzador. El tejido empresarial catalán muestra capacidad para generar nueva ocupación y, aunque lentamente, de alto valor añadido. Entre 1999 y 2003 se crearon 463.000 empleos gracias al tirón de los servicios de calidad, frente a los tradicionales subsectores del comercio y la hostelería, aunque la construcción sigue representando el tirón del crecimiento.

Seis de cada 10 trabajadores catalanes están empleados en el sector de los servicios. El resto se reparte entre la industria, la construcción y una agricultura en claro retroceso (ver cuadro). Cinco años atrás, el peso de cada uno de los sectores era similar. Pero algo ha cambiado durante este lustro. Los servicios, cajón de sastre de la economía, escenifican una lucha entre las actividades de alto y bajo valor añadido.

Hasta ahora tiraban del carro la hostelería, el comercio y la restauración, y aunque estas ramas ocupan a un porcentaje de la población nada despreciable (588.500 trabajadores), crecen con menos fuerza. La ocupación en estos ramos se incrementó el 16,2% entre 1999 y 2003, la mitad del aumento que experimentó el empleo entre las actividades del sector terciario consideradas de alto valor añadido. Bajo este epígrafe se incluyen servicios como asesoramiento jurídico o fiscal, contabilidad, estudios de mercado, encuestas de opinión, servicios técnicos de arquitectura e ingeniería, además de finanzas, seguros, actividades inmobiliarias, transportes y telecomunicaciones. De los 400.000 trabajadores que en 1999 engrosaban esta categoría se ha pasado a 524.900 (un 31,2% más).

El empuje de estas profesiones puede interpretarse como una buena señal justo cuando en Cataluña se debate la transformación de un modelo económico que ha dado sus frutos, pero que empieza a agotarse. Según el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, Josep Oliver, el comercio y la hostelería ya han tocado techo y apenas progresarán en creación de empleo. El diagnóstico es idéntico para el sector de la construcción, el que más ha crecido en estos últimos cinco años (el 34,6%). "Los tiempos en que España generaba el 25% de toda la ocupación europea han terminado. La llegada del euro, la ampliación de la UE al Este y la estabilización de los Balcanes, donde el turismo vuelve a crecer, han cambiado las cosas".

Oliver cree que la competitividad de Cataluña debe apoyarse en las actividades más cualificadas del sector de los servicios. Un estudio de Pimec-Sefes sobre las necesidades de mano de obra a lo largo de esta década apunta en la misma dirección. Hasta 2010, los servicios empresariales serán el principal motor del empleo, con 148.000 nuevos puestos de trabajo. Le seguirán las finanzas, las telecomunicaciones y el I + D (aunque sólo con 19.700).

¿Deja de ser Cataluña una región industrializada? El responsable del área socioeconómica de CC OO, Joan Carles Gallego, matiza que el peso que ha ganado el sector terciario se apoya precisamente en la industria, ya que las empresas han externalizado muchos de sus servicios. A efectos de cálculo, numerosos trabajadores antes integrados en la industria forman ahora parte del sector de los servicios. Esto explica, según Gallego, que el empleo industrial haya pasado del 40% del total de la ocupación a finales de la década de 1970 al 27% actual.

También este sector, aunque tímidamente, se acerca a la producción de alto valor añadido. Un informe de CC OO subraya algunos cambios, poco significativos, en esta línea: la población ocupada en actividades industriales de elevado contenido tecnológico ha avanzado (del 7,3% en 1993 al 8,1% en 2002), mientras el peso de la ocupación en ramas menos innovadoras ha caído del 61,4% al 59,9%.

La patronal Fomento del Trabajo cree que éste es el camino a seguir. "Es una necesidad que tanto empresarios como sindicatos y Administración hemos constatado", explica su director de Relaciones Laborales y Asuntos Sociales, Javier Ibars. Las empresas catalanas han aceptado en el acuerdo de competitividad que se intenta gestar en Cataluña que ya no pueden competir a base de bajos costes y salarios. El coste laboral medio de los países del Este es de 4,5 euros por hora y trabajador mientras que en España es de 15 euros, explica Ibars.

Invertir en formación

Al cambio no pueden ser ajenas las condiciones laborales, señala la secretaria de Política Institucional de UGT, Eva Granados. Acabar con la precariedad y garantizar una formación que se ajuste al nuevo sistema productivo son las claves. "El empleo ha crecido, pero en cantidad y no en calidad", resume. También el director general del Servicio Público de Empleo Catalán (SOC), Francesc Castellana, incide en la importancia de invertir en formación y apunta que "las prácticas conservadoras en el mercado laboral han buscado bajos costes, sin impulsar grandes políticas de formación que hagan mejorar el empleo".

Un informe de Caixa Catalunya de 2003 daba cuenta del desajuste entre el nivel formativo y la estructura productiva: hay más universitarios de los que demanda el mercado y faltan empleados con estudios secundarios y de Formación Profesional.

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