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El asesinato de un jeque suní desata el temor a una ola de crímenes políticos

El Comité de Ulemas iraquí trata de liderar una comunidad desorientada tras la caída de Sadam

Ángeles Espinosa

El asesinato de un líder religioso suní ahondó ayer los recelos intercomunitarios en Irak. El jeque Dhamer Suleimán al Dari, hermano del secretario general del Comité de Ulemas, fue tiroteado la noche anterior a las puertas de la mezquita del Mártir Raad, en Bagdad, donde predicaba. El comité, una de las tres organizaciones que pugnan por representar a los suníes, advirtió del riesgo de que se generalicen los ataques contra clérigos antes del traspaso de poder a finales de junio. Sus seguidores, menos contenidos, acusaban directamente a los chiíes.

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"Quienes han cometido este asesinato desean fomentar los problemas entre suníes y chiíes, dividir a los iraquíes, prolongar la ocupación y destruir el país", intervino conciliador el Guardián de los Bienes Religiosos (Waqf), Adnán Mohamed Salmán. Este dignatario suní pidió al Consejo de Gobierno que "adopte una actitud firme frente a estos actos terroristas, condenados por la ley y la religión".

"Creemos que Irak puede ser escenario de más acciones de este tipo de aquí a la transferencia de poder el próximo 30 de junio", había declarado con anterioridad Mohamed Bachir al Faidhy, portavoz del Comité de Ulemas, a la televisión árabe Al Yazira. La gran actividad de la familia Al Dari en pro de un liderazgo suní unificado hace sospechar implicaciones políticas en el asesinato del jeque Dhamer. La detención de dos hombres armados con granadas durante su entierro, al que acudieron cientos de dignatarios suníes, apunta en ese sentido.

El Comité de Ulemas, bajo la dirección de su hermano Hareth, busca liderar a la comunidad suní, políticamente descolocada tras el derribo del régimen de Sadam Husein. "No somos una organización política, pero tenemos una opinión política", explicaba recientemente a este diario Muzanna al Dari, hijo de Hareth y portavoz del comité y director de su órgano de propaganda, el diario Al Basaher.

Dos de los principales partidos suníes de Irak son creación de dos miembros de esa organización de pensadores musulmanes. Se trata del Partido Islámico, que dirige Mohsén Abdelhadi, actual presidente de turno del Consejo de Gobierno, y del Movimiento Nacional de Irak, al frente del cual está Ahmed al Kubaysi. Este conocido jeque, exiliado en tiempos de Sadam, se granjeó el respeto de muchos iraquíes, incluso chiíes, con sus prédicas desde Abu Dhabi.

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Aun así, los suníes, a diferencia de los chiíes, no desarrollaron estructuras políticas clandestinas durante la dictadura y ahora carecen de vías para canalizar sus intereses. De ahí que el comité se oponga a una celebración inmediata de elecciones, para las que, además de estar en minoría, no tienen ni candidatos ni programa. Sin embargo, los partidos religiosos suníes coinciden con los chiíes en reclamar la sharía como fundamento de la Constitución. Dada la diferente interpretación que unos y otros hacen de diversos aspectos de la ley islámica, no está claro qué versión deberá prevalecer.

Mientras ese debate político-religioso contribuye a polarizar la sociedad iraquí, la violencia sigue dejando constancia de la fragilidad de la situación. En Mosul, al norte del país, un civil murió cuando una bomba artesanal hizo explosión en una carretera utilizada habitualmente por convoyes militares. Dos guardaespaldas de un miembro del consejo provincial resultaron heridos por disparos de desconocidos. En Kirkuk, también al norte, un insurgente falleció en un ataque contra el cuartel general del Cuerpo de Defensa Civil. Tres policías resultaron heridos por un artefacto de fabricación casera en Bagdad. Además, el oleoducto Basora-Bagdad-Kirkuk fue saboteado por primera vez en la región sur, cerca de Kerbala.

Anoche, ni las fuerzas de la coalición ni las autoridades iraquíes habían confirmado la detención de un sobrino de Sadam y del número 49 en la lista de los 55 iraquíes más buscados. Según la radio iraquí, la policía de fronteras les interceptó cuando intentaban cruzar a Siria con pasaportes falsos.

Milicianos suníes armados escoltan el féretro del jeque asesinado en Bagdad.
Milicianos suníes armados escoltan el féretro del jeque asesinado en Bagdad.REUTERS

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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