Palacio habló cuatro veces con autoridades marroquíes para desactivar una posible crisis
Rabat sopesa las declaraciones del ministro de Defensa sobre Perejil antes de reaccionar
Ana Palacio, la ministra de Asuntos Exteriores, se pasó buena parte del fin de semana pegada al teléfono. Habló cuatro veces con dignatarios marroquíes para lamentar las interpretaciones dadas a las declaraciones del ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, y tratar de evitar una nueva crisis con Marruecos. En Rabat, la consigna era ayer de silencio. Los responsables marroquíes han decidido esperar -desean tener confirmación de la imposición de medallas a los soldados que les desalojaron de Perejil y de una visita del presidente José María Aznar a Ceuta- para protestar.
Trillo lamentó, el viernes por la noche, en una cena con militantes del Partido Popular en Santa Pola (Alicante), no haber sido "ministro de Defensa hace ocho años (...) para haber tomado la isla de Perejil ocho años antes y que nuestros pescadores pudieran faenar en aguas de Marruecos (...)".
Al día siguiente, Trillo precisó que sus comentarios se referían al pasado y se mostró dispuesto a retirarlos. No aclaró, sin embargo, cómo el control del islote hubiese facilitado el acceso de los pescadores españoles a las aguas marroquíes.
Mientras el titular de Defensa se esforzaba por quitar leña a su declaración, su colega de Exteriores ponía paños calientes a la relación con Rabat. "Ayer", dijo Palacio en Toledo, "tuve ocasión de hablar varias veces: dos con el ministro de Exteriores, Mohamed Benaissa, y otras dos con altos representantes del Gobierno de Marruecos", cuya identidad no reveló.
Palacio hubiese tenido otra oportunidad de lamentar las palabras de Trillo con Benaissa si éste no hubiese cancelado el viernes a mediodía -antes de que el ministro de Defensa tomase la palabra en Santa Pola- la cena que le iba a ofrecer hoy en Rabat. Un problema familiar, la operación a la que se va a someter una hija suya, obligó al jefe de la diplomacia marroquí a anular la cita.
La ministra reconoció en Toledo, según la agencia Europa Press, que el "incidente" provocado por Trillo "no ha sido grato para nadie", pero insistió en que hoy en día las relaciones hispano-marroquíes son "excelentes y de complicidad". A renglón seguido ensalzó las reformas emprendidas por Marruecos.
Zaplana le resta importancia
El portavoz del Gobierno, Eduardo Zaplana, fue más allá y se mostró incluso convencido de que Rabat no se quejará por lo dicho por Trillo. Aseguró que no albergaba "ningún temor" a la reacción marroquí. Los gobiernos "hacen declaraciones y expresan opiniones por cuestiones serias", añadió, dando a entender que las palabras de su colega de Defensa no merecían tal calificación.
"No es lo mismo", prosiguió Zaplana, según la agencia Efe, "una declaración pública y formal que un comentario de sobremesa" al final de una cena. "Las conversaciones hay que valorarlas siempre en el contexto en el que se producen y en los momentos en que se realizan", concluyó. Aznar, por su parte, pasó el fin de semana en una isla caribeña y no se ocupó del asunto, según informa Peru Egurbide desde Cartagena de Indias.
Hasta hace algo más de un año, la "excelente" relación hispano-marroquí pasaba, sin embargo, por horas bajas. La crisis diplomática empezó después de que el presidente José María Aznar advirtiese, en abril de 2001, que la no renovación del acuerdo pesquero con la Unión Europea, del que se beneficiaban los pescadores españoles, tendría consecuencias para el país vecino.
Quince meses después, la tensión alcanzó su paroxismo cuando un puñado de militares y gendarmes marroquíes se instalaron en el islote desierto de Perejil, a 200 metros de la costa de Marruecos. Seis días después fueron desalojados por la fuerza por los boinas verdes del Mando de Operaciones Especiales.
Aznar tiene previsto desplazarse pasado mañana hasta Rabasa, el acuartelamiento de los boinas verdes, para condecorarles, según reveló el propio Trillo, quien denunció la "ilegítima invasión" de Perejil, que "supone mucho más que un islote". El 3 de marzo, el presidente del Gobierno proyecta, además, visitar Ceuta para hacer allí campaña electoral.
El anuncio de estos dos viajes, junto con las declaraciones de Trillo, han causado un hondo malestar en Rabat, que no se ha traducido, hasta ahora, a través de ninguna manifestación pública.
Los responsables marroquíes consideran, según fuentes diplomáticas en Rabat, que de las palabras de Trillo se desprende que el Gobierno español no acaba de reconocer los esfuerzos que llevan a cabo por superar los contenciosos.
"Recuerden todo lo hecho para controlar la inmigración ilegal: aceptación de la devolución de subsaharianos; firma de un convenio sobre repatriación de menores; organización de patrullas marítimas conjuntas; envío de aviones chárter desde Marruecos a Nigeria, etcétera", señaló un alto cargo que prefirió permanecer en el anonimato.
Silencio informativo
Al silencio de las autoridades marroquíes se añade el de la prensa. La MAP, la agencia de prensa oficial marroquí, no había recogido, 48 horas después de que se produjeran, las declaraciones de Trillo ni la polémica desatada en España.
En consecuencia, ni los medios audiovisuales ni la prensa escrita que se vendió ayer en Marruecos se hacían eco del incidente. La única excepción era la edición marroquí del periódico saudí As Shark el
Ausat, que sí lo mencionaba.
Los diarios marroquíes, en su mayoría oficialistas o vinculados a partidos políticos representados en el Gobierno, esperan, probablemente, a ver por dónde se decantan las autoridades para decidir el tratamiento informativo que deben dar a la "ofensa" española.
El mes de las disculpas
Febrero está siendo el mes de las disculpas españolas ante Marruecos. Las primeras fueron presentadas 15 días después de que el embajador de España en Rabat, Fernando Arias-Salgado, fuese convocado por el número dos
de la diplomacia marroquí, Taieb Fassi-Fihri.
Éste protestó entonces vehementemente por el sobrevuelo de Nador por dos aviones militares españoles de entrenamiento el 5 de febrero. España reconoció la violación y se disculpó.
El pasado jueves le tocó el turno a Francisco González Cabaña, presidente de la Diputación de Cádiz, quien se desplazó a Tánger para presentar el programa de cooperación Maarifa, dotado con 19 millones de euros. Mostró allí un documental en el que aparecía una frontera entre el Sáhara Occidental y Marruecos.
Sus interlocutores protestaron por la amputación de "las provincias del sur" y le pidieron que se disculpase, según la agencia de prensa marroquí MAP. González afirmó entonces que España "respeta (...) la integridad territorial de Marruecos". La ONU, e incluso los países afines a Rabat, como Francia, no reconocen la soberanía marroquí sobre la ex colonia española que González aceptó.
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