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Reportaje:Elecciones 2004 Andalucía

Innovar para pegar el estirón

Los expertos constatan la mejor evolución de la economía andaluza respecto a la media española, pero advierten de la necesidad de diversificar los sectores que la impulsan e invertir en I+D

No hace falta más que un vistazo rápido a los gráficos que acompañan a los análisis económicos para comprobar que el valor de las producciones española y andaluza ha crecido en cada uno de los últimos diez años. Y que en toda esta década, la línea que representa la tasa anual de la comunidad autónoma ha estado siempre por encima de la que sintetiza la evolución española; incluso cuando, como ha ocurrido en los dos últimos años, el crecimiento económico pierde intensidad. Una situación que ha llevado a los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP, a polemizar sobre si ha sido la Junta (encabezada por los socialistas) o el Gobierno (dirigido por los populares) la administración que más influencia ha tenido en esta buena línea.

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"Andalucía ha sentido con fuerza la gestión del PP", dijo esta semana el vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato. "Estos resultados se deben a la política económica diseñada conjuntamente por la Junta, los sindicatos y los empresarios", replicó la ex consejera de Economía, Magdalena Álvarez. El análisis de varios expertos consultados por este periódico es más comedido. Primero, porque creen que periodos de cuatro años, como los que utilizan los partidos para la contienda electoral, son demasiado pequeños. Y, después, porque apuntan que la aportación pública que ha diferenciado más la evolución andaluza de la española se debe a los fondos europeos.

"Los datos corroboran que la producción andaluza ha crecido un poco más que la media española, pero su continuidad a largo plazo es cuestionable", señala Francisco Ferraro, presidente del Observatorio Económico de Andalucía (asociación de universitarios y profesionales). Ferraro y el director de Analistas Económicos de Andalucía (Unicaja), Francisco Villalba, destacan que la diferencia del mayor crecimiento andaluz respecto al español, se centra en el buen comportamiento de algunos servicios (turismo, comercio) y, sobre todo, de la construcción.

Villalba considera imprescindible que el sector industrial (un 10% de la producción andaluza) incremente su aportación, tanto por la calidad del empleo como por las ganancias de productividad. "El crecimiento económico se ha basado en la ampliación del mercado laboral, pero no en la productividad", sostiene Ferraro. El presidente del Observatorio Económico constata que Andalucía se ha comportado "mejor" en un momento de desaceleración -el crecimiento ha pasado del 5,5% anual de 1999 al 2,6% de este año, pero siempre por encima de España-. Pero recalca que algunos factores extraordinarios, como la incorporación de mano de obra inmigrante o la llegada de fondos europeos (unos 30.000 millones de euros en la última década), pueden explicar esta situación.

"Cuando la economía andaluza crece genera algunos empleos por encima de la media estatal, pero cuando entra en recesión lo destruye a chorros", sintetiza José Luis Osuna, coordinador de programas de investigación del Instituto de Desarrollo Regional (fundación adscrita a la Universidad de Sevilla). Osuna no cree que a partir de la mejor evolución de la economía andaluza en estos últimos tres años de desaceleración, se pueda concluir que Andalucía soporte ahora mejor las crisis.

Osuna, que coincide en que el crecimiento económico se ha basado en sectores "demasiado sensibles a la demanda y la coyuntura internacional", aboga por un desarrollo que tenga efectos "más estables" en el empleo o la renta.

Los bajos niveles de partida de la economía andaluza dan lugar a resultados paradójicos. Según un reciente informe de la Fundación de Cajas de Ahorros, Málaga, Almería, Jaén y Huelva están entre las seis provincias españolas que más crecieron entre 1995 y 2002 , una circunstancia que se reptie en lo relativo al empleo, con Málaga y Almería a la cabeza. Al tiempo, Andalucía sigue entre las regiones europeas con mayor tasa de desempleo -la incorporación de andaluces al mercado laboral ha sido intensa- y entre las más alejadas de la media de renta por habitante de la UE -la población andaluza sigue creciendo frente a lo que pasa en otras comunidades-.

"Hay que iniciar ya reformas estructurales para consolidar en el futuro esta situación", opina Osuna. En este sentido, la mejora de las infraestructuras, considerado uno de los déficits habituales de la economía andaluza, parece una asignatura aprobada. "La dotación de infraestructuras, tanto medida con relación a la población, como al capital privado es superior en Andalucía a la de otras comunidades, ése ya no es el problema básico", apunta Diego Martínez, investigador de la fundación Centra (dependiente de la Consejería de Relaciones Institucionales).

La reforma estructural que los expertos consideran urgente, de forma unánime, es "la incorporación masiva de las nuevas tecnologías a todos los niveles, desde la producción al ámbito familiar", en palabras de Osuna. "Estamos frente a países con los que ya no podemos competir en costes y, en el otro lado, economías innovadoras ante las que nuestra aportación es muy escasa", sintetiza Ferraro.

El investigador del Instituto de Desarrollo Regional retrata la situación actual: "Casi todo el esfuerzo en investigación es público y universitario, la innovación empresarial, la que más efecto tiene en el tejido productivo casi no existe". El nivel de inversión es bajo, apenas un 0,6% del PIB regional, cuando el objetivo de la UE para 2010 es un mínimo del 3%. "El empresario andaluz es muy timorato para gastar en innovación, algo que está muy relacionado con que su tasa de ahorro y el uso de recursos en inversión es muy bajo", agrega Osuna.

Para Ferraro, que se muestra muy crítico con el efecto desincentivador que supone la "cantidad ingente" de subvenciones de la Junta dirigidas a la adquisición de locales o maquinaria, hay que propiciar un cambio de cultura empresarial. Osuna cree vital una relación más estrecha entre la Universidad y el empresariado, mientras Martínez señala la importancia de crear espacios tecnológicos para aprovechar los efectos positivos de la "aglomeración" que ahora no hay, en un sector empresarial muy atomizado. Todos creen que es un proceso de largo recorrido, pero que hay que empezar con urgencia. A su juicio, el mantenimiento del crecimiento económico está en juego.

Más empleo, muy temporal

Los datos del empleo indican también un mejor comportamiento de la economía andaluza. La tasa de paro (Inem) ha bajado del 12,95% al 11,42%. Uno de cada cinco empleos generados en España en los últimos cuatro años se ha generado en Andalucía. "Son resultados positivos", asegura Juan Pérez, secretario regional de Empleo de CC OO.

"Lo más preocupante es la discriminación de género que se da en el mercado laboral, la tasa de paro femenina casi triplica la masculina", indica Pérez, "y, sobre todo, que apenas se ha reducido la tasa de temporalidad". Según las cifras de CC OO, el 43% de los trabajadores andaluces tienen contratos temporales, frenta al 30% en España y el 13% en la Unión Europea. "Tanto en Andalucía como en España, las tasas de temporalidad son exageradas, no se corresponden con el peso de actividades económicas donde pueda estar justificada", indica.

Además de la zozobra personal para los trabajadores, las altas tasas de temporalidad tienen efectos a largo plazo sobre la productividad y la innovación. Los economistas discrepan sobre los responsables y las soluciones. "Mientras el empleo fijo le salga tan costoso a los empresarios, seguirán recurriendo a contratos-basura", indica Francisco Ferraro. "Hay que plantearse si es más justo una economía con mucho paro y poca temporalidad o con muchos ocupados y alta temporalidad", dice Diego Martínez. "Hay empresarios con mentalidad muy atrasada, apostar por la continuidad de los recursos humanos es una estrategia productiva y la contratación fija hace tiempo que tiene un coste bajo", señala José Luis Osuna.

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