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Los vecinos de Altea piden una moratoria urbanística para preservar su entorno

Altea (Marina Baixa), hasta ahora uno de los escasos municipios costeros a salvo del voraz modelo de desarrollismo urbano de los sententa y ochenta, está en el punto de mira de constructoras e inmobiliarias. En el horizonte urbanístico de la localidad se atisban cuatro grandes proyectos que amenazan con mutar su estructura: la ampliación de los tres puertos deportivos, la proyectada macrourbanización en los márgenes del curso del río Algar y las urbanizaciónes de Cap Blanc y en la sierra Bèrnia.

Estas iniciativas urbanísticas concitaron en la jornada de ayer el rechazo de decenas de vecinos de la localidad y de otras poblaciones adyacentes durante el encuentro que diversas organizaciones cívicas y ecologistas celebraron en la rotanda de los Patos, en el paseo del Mediterráneo. Los participantes se sumaron a la reivindicación de los grupos convocantes de aprobar una morataria urbanística para preservar el rico patrimonio natural de Altea.

El acto fue una iniciativa, entre otros, del Colectivo de Participación Ciudadana de Altea Araomai, el grupo ecologista de Calp y la plataforma contra la ampliación del puerto deportivo de L'Albir. El encuentro, además de denunciar el negativo impacto ambiental de los proyectos urbanísticos, derivó en una manifestación lúdica e informativa, amenizada con exposiciones, videos, degustaciones gastronómicas y talleres infantiles.

Los organizadores también recogieron firmas y distribuyeron un manifiesto, bajo el lema Moratoria urbanística ya. El documento denuncia la "voracidad" constructora de edificios y, paralemente, su efecto negativo en el paisaje de Altea. "Desde Cap Blanc hasta el Mascarat, desde la línea de la costa hasta el límite de poniente con Callosa, las obras en curso y las proyectadas amenazan el patrimonio natural de Altea", recoge el manifiesto. "Las autoridades municipales, en plena complicidad con los grandes constructores, quieren vendernos sus negocios como si fueran el progreso y riqueza para el pueblo, pretenden incluso pintar de verde el pillaje cometido con la herencia ambiental de nuestro antepasados y dejar una Altea de hormigón y asfalto", añade.

Gonzalo Franco, miembro del colectivo Araomai, destacó la masiva participación de los vecinos en el encuentro -un millar de personas, según sus cálculos. "Esto demuestra la sensibilidad de los vecinos por los actuales valores arquitectónicos y naturales de la población", comentó. Los tres proyectos cuentan con el beneplácito del Ayuntamiento, en manos del PP, pero ninguno se ejecuta porque están recurridos en diversas instancias por los colectivos cívicos y ecologistas.

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