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Reportaje:

Un Aníbal para el Ejército

La estrategia de Santana se centra en los concursos de Defensa

Alejandro Bolaños

Santana Motor tomó prestado el nombre de Aníbal, el histórico general cartaginés, para bautizar a su último todoterreno. Y en las montañas de los Pirineos, escenario hace más de 22 siglos de uno de los hitos de la campaña bélica que llevó a los cartagineses desde la península Ibérica a cercar Roma, se juega ahora buena parte de su futuro la fábrica jiennense.

El modelo Aníbal, de Santana Motor, compite con el Uro, de Urovacesa, para lograr el contrato del nuevo todoterreno oficial de Defensa
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La apuesta por el Hummer

El Ministerio de Defensa ha empezado las pruebas para dirimir cuál será el nuevo todoterreno ligero oficial del Ejército de Tierra. Una batalla en la que, tras la retirada del Defender de Land Rover, sólo quedan dos contendientes: el Aníbal y el Uro, de la factoría gallega Urovesa. Ambos todoterrenos deberán medir sus fuerzas durante un mes en el desierto de los Monegros, los bosques cordobeses y las playas de Cádiz. Una batalla que durará un mes y que, para Santana Motor, se antoja decisiva.

La factoría jiennense, propiedad de la Junta de Andalucía desde la salida en 1994 de la japonesa Suzuki, su último dueño privado, pasó hace tres años un momento crítico. En 2000, la pérdida de peso en el mercado de todoterrenos y la revalorización del yen hundió la cuenta de resultados: la fabricación de los modelos Samurai, Vitara y Jimny, con licencia de Suzuki, obliga a la importación de piezas de Japón, un coste fijo que se disparó. Las subvenciones autonómicas a Santana, vigiladas con celo por Bruselas, lastraban también los resultados del Instituto de Fomento de Andalucía, la agencia en la que la Junta concentra sus participaciones en 40 empresas.

Parque de proveedores

Tras una dura negociación con los sindicatos, Santana vendió varias líneas de negocio (mantenimiento, mecanizado, soldadura, logística...) a ocho subcontratas que formaron un parque de proveedores en Linares. Reco-locó en ellas a parte de sus trabajadores y, mediante jubilaciones anticipadas y bajas incentivadas, completó una reducción de plantilla que dejó en la factoría a 586 de los 1.693 trabajadores y concentró el negocio en el montaje final y la venta de los vehículos. El tijeretazo, con un amplio respaldo financiero de la Junta al plan sociolaboral, rebajó las pérdida de 35 millones a la mitad en 2001.

La segunda apuesta de la Junta fue acelerar el prototipo PS-10, diseñado con ingeniería propia, para mitigar la dependencia de Suzuki. De la evolución del antiguo Santana 2.500, nació el Aníbal. Su estreno en 2002 fue mediocre (los números rojos ese año repuntaron a 23 millones), pero en 2003 empezó a carburar. Según información suministrada por la empresa, Santana Motor ha colocado 65 Aníbal a la eléctrica Sevillana-Endesa, otros 600 en tres años a Egmasa (empresa medioambiental de la Junta) en la modalidad de renting, 5 a Cetursa (la empresa autonómica que gestiona Sierra Nevada) y 12 a la Consejería valenciana de Justicia. En el mercado internacional, Santana ha ganado un concurso para dotar a la policía lituana (22 vehículos) y el Aníbal está en pruebas en una decena de países de Europa del Este, África, Asia y Suramérica.

Pero el acelerón definitivo del Aníbal en su objetivo de liderar el sector de todoterrenos ligeros profesionales depende a las claras del contrato del Ejército de Tierra. El concurso prevé la adquisición de 750 vehículos en cinco años. Pero eso sólo es la primera parte. A los cinco años se vuelve a convocar el concurso para profundizar la renovación de una flota que supera las 5.000 unidades. Y la empresa que ganó el primero logra una ventaja sustancial. El ministerio calcula en 150 millones de euros el valor de la renovación total de la flota.

Al valor económico se añadiría el de la imagen: ser el todoterreno oficial del Ejército español es una magnífica carta de presentación para concursos militares y profesionales en otros países y también tendrá un indudable valor de marketing para el mercado privado. Y en el caso de Santana Motor puede ser además la única salida, a la espera de noticias de Japón.

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